En su sentencia, la sección novena de la Audiencia condena al policía por un delito contra la integridad moral y le obliga a indemnizar con 3.000 euros a la víctima, quien pudo grabar con su teléfono móvil el audio del momento de la agresión, principal prueba de cargo contra el procesado.
La agresión ocurrió en junio de 2016, cuando la bicicleta en la que circulaba la víctima colisionó con el coche particular en el que el guardia urbano acudía a su trabajo, en la comisaría de las Ramblas de Barcelona.
Según la sentencia, ambos se enzarzaron en una discusión y acabaron golpeándose y rodando por el suelo -lo que es objeto de otro proceso judicial paralelo-, tras lo que la víctima fue conducida por otros agentes a la comisaría de la Guardia Urbana de Barcelona, donde quedó detenida.
Cuando el denunciante se encontraba en la sala de espera de la comisaría irrumpió en ella el procesado, que, tras identificarse como policía, empezó de golpear repetidamente a la víctima en la cabeza y en la espalda.
Por el temor a lo que pudiera sucederle, el detenido activó la grabadora de su teléfono móvil, que captó el impacto de los golpes que el agente le propinaba y los gritos que profería: «esto lo vas a pagar», «tócame otra vez que te reviento», «tira para abajo», «¿ahora vas a llorar?».
Posteriormente, el ciclista quedó detenido en el calabozo de la comisaría de la Guardia Urbana y fue puesto en libertad al día siguiente.
La sala absuelve al procesado del delito de lesiones que le atribuía la acusación particular -ejercida por letrados de la entidad pro derechos humanos Iridia- y rebaja la pena al mínimo previsto por el delito contra la integridad moral, al tener en cuenta que el acusado ya ha indemnizado a la víctima, así como el retraso en el señalamiento del juicio.
Andrés García Berrio, portavoz de Iridia, ha considerado que esta condena es «una buena noticia contra la impunidad a una persona racializada» y ha recordado que el hecho de que la víctima decidiera grabar con su móvil lo sucedido, «porque tenía miedo de que eso pudiera pasar», ha resultado «clave y determinante».
Según el letrado, en un 43 % de los litigios por abusos policiales que lleva Iridia «las víctimas son migrantes o racializadas», lo que a su parecer demuestra que hay «un problema de racismo dentro de los cuerpos policiales que se debe abordar de manera profunda».
García Berrio ha destacado el trabajo llevado a cabo por la unidad de asuntos internos de la Guardia Urbana para identificar al procesado en este caso, pero ha advertido de que «es necesario mejorar los mecanismos de control de la policía».
En ese sentido, ha recordado que en la grabación del maltrato se aprecia que otros compañeros del procesado lo presenciaron sin impedirlo -de hecho, en un momento del audio se escucha una voz femenina diciendo «no le pegues»-, por lo que ha pedido acabar con la «cultura del silencio» dentro de los cuerpos policiales. EFE
M.M.