viernes, noviembre 22, 2024
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Los jóvenes relatan cómo eran los abusos del exconcejal del PP

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Los dos jóvenes que denunciaron haber sufrido abusos sexuales por parte del exconcejal del PP en Palma Javier Rodrigo de Santos han asegurado que les obligó amenazándoles con frases como «cállate si no quieres que te devuelva a tu vida de mierda» o «eres una basura, los presos no tienen derechos».

La Audiencia de Madrid ha comenzado este lunes, en sesión doble de mañana y tarde, el juicio al que fuera concejal de Urbanismo del PP en Palma entre 2003 y 2007 por presuntas agresiones sexuales bajo coacción a dos presos que disfrutaban de permisos penitenciarios en 2017 en pisos de la Fundación Padre Garralda, en la que era coordinador.

La Fiscalía pide en sus conclusiones provisionales 20 años de prisión para el acusado por delitos de agresión sexual y solicita que indemnice a una de las víctimas con 30.000 euros y a la otra con 6.000 por las secuelas psicológicas que les provocó.

El Ministerio Fiscal recuerda que De Santos ya fue condenado en 2010 por la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca por un delito de abuso sexual con acceso carnal a menor a cinco años de prisión.

Durante su declaración el procesado ha dicho que «jamás en la vida» mantuvo relaciones sexuales, consentidas ni no consentidas, con los dos denunciantes, ni les amenazó con nada, sino que todo es una farsa que le hizo estar un año de baja psiquiátrica durante el que trató de suicidarse tres veces.

El primer denunciante, que ahora vive en el Reino Unido, ha detallado siete abusos, todos en el despacho que tenía el coordinador de los pisos de la Fundación Padre Garralda menos uno en un baño de otro piso, en los que Rodrigo de Santos le obligó a hacerle una felación y le decía «cállate si no quieres que te vuelva a tu vida de mierda»

«Eres una basura, los presos no tiene derechos» le repetía en esas ocasiones en la que le obligaba a mantener relaciones sexuales.

Al séptimo ataque él le plantó cara y le dijo a De Santos que le podría clavar un machete, y contó parte de los hechos a algunos trabajadores de la Fundación, que no le hicieron caso inicialmente, hasta que decidió denunciar en la Policía y dijo a los del proyecto que le retirasen su aval.

Sobre su relación con el segundo denunciante ha dicho que fue éste el que se puso en contacto con él cuando supo que había denunciado y él le propuso que le acompañase a la Policía.

Este segundo afectado ha reconocido ante la Sala que estuvo en una ocasión en casa del procesado, en febrero de 2017, porque era como su tutor y le invitó, sin sospechar que fuera a hacerle tocamientos, lo que hizo en el sofá, dejándole «bloqueado».

Ha relatado que Rodrigo de Santos trató de llevarlo a su dormitorio, pero él se metió en otra habitación y luego ya no sabe lo que ocurrió porque habían tomado alcohol.

Él decidido denunciar un día que el procesado les dijo que eran «inmigrantes, presos, que no tienen derecho a nada», cuando supo que otro compañero iba a denunciarle por abusos.

Por su parte, una educadora social de la Fundación Padre Garralda, que era la responsable del programa de acogimiento en pisos para presos hasta que ocupó el cargo Rodrigo de Santos, ha explicado que creyó al primer denunciante cuando le dijo que el nuevo coordinador había abusado de él, ya que éste siempre estaba de turno de noche cuando este joven tenía el fin de semana libre e iba al piso.

Además ella recibía «numerosas quejas a diario» por el trato que dispensaba el procesado tanto a los trabajadores como a los presos, a quienes aseguraba que podía deportar porque tenía un contacto en la Brigada de Extranjería, lo que hizo que varios de ellos prefirieran renunciar a su aval de la Fundación.

Ha explicado que cuando Rodrigo de Santos fue despedido se borraron varios contenidos del ordenador, entre éstos una carpeta con pornografía, algo ante lo que la presidenta de la Sala ha expresado su sorpresa, recriminado a esta trabajadora que permitiera ese borrado en lugar de denunciarlo.

Otro trabajador ha respaldado el relato de esta trabajadora y ha explicado que la actitud de Javier Rodrigo de Santos les hizo plantear quejas a sus superiores, que no fueron atendidas, mientras otra trabajadora ha dicho que el primer denunciante tuvo una mala actitud tras cambiar su situación personal. 

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