La Policía Nacional ha desarticulado una red que se estima que defraudó 2,5 millones de euros a través de estafas bancarias suplantando la identidad de unas 200 víctimas, y ha detenido a 47 presuntos miembros de esta banda, que operaba en toda España pero que estaba asentada en Barcelona.
Según ha informado este sábado la Policía Nacional, los estafadores conseguían el DNI de las víctimas mediante técnicas de ingeniería social en webs de compraventa de segunda mano o en hurtos, cometidos en su mayoría en Barcelona, y usaban los datos confidenciales para retirar dinero en bancos, abrir cuentas o pedir créditos que nunca abonaban a nombre de los titulares de los carnés.
Cuando localizaban una cuenta con un saldo atractivo modificaban la información de contacto del cliente (el teléfono y el correo electrónico), datos que los bancos usan habitualmente como ‘barreras de seguridad’ al realizar operaciones presenciales con los clientes.
Los estafadores, uno de los cuales había trabajado durante veinte años en una entidad bancaria, acudían a las sucursales usurpando la identidad de las víctimas, ocultando su rostro con mascarillas, disfraces o aprovechando alguna característica física similar.
Tras ‘secuestrar’ la cuenta de la víctima, iniciaban el saqueo de los fondos, sacando dinero en efectivo en ventanilla o mediante operaciones tipo ‘hal crash’, que permiten la retirada de dinero de los cajeros sin necesidad de usar la tarjeta, solo con el número del móvil.
También ordenaban trasferencias a otras cuentas controladas por la banda y contrataban microcréditos al consumo, siempre en un corto período de tiempo y desde sucursales distintas para no levantar sospechas y hasta agotar el saldo.
En el supuesto de que las cuentas de las víctimas no tuvieran un saldo suficiente, utilizaban los datos robados de los DNI para alquilar coches, pagar habitaciones de hotel, comprar billetes de tren o avión, contratar líneas de teléfono o abrir cuentas corrientes de forma telemática en las que recibían las trasferencias fraudulentas.
De esta forma, la banda, que utilizaba asimismo aplicaciones de mensajería encriptada, conseguía ocultar su ‘modus operandi’ y ser prácticamente invisible para los investigadores.
La red tenía una estructura piramidal y sus miembros un alto grado de especialización y un reparto claro de sus tareas y, aunque estaban afincados en Barcelona, se movían con facilidad por toda España.
Se dividían en grupos más pequeños formados por un jefe, que tenía la confianza de la ‘cúpula’ de la organización y que disponía de autonomía para ordenar el trabajo de los ‘suplantadores’, que eran los que acudían físicamente a las entidades bancarias.
La operación policial se ha saldado con 47 detenciones y 28 registros, en los que se ha intervenido documentación sobre las identidades usurpadas, además de un pequeña plantación de marihuana, 71 DNI físicos, 18 armas -entre ellas puños americanos y pistolas eléctricas-, 60 móviles, 120 tarjetas de telefonía, 5.800 euros en efectivo, joyas, cuatro vehículos de alta gama y ‘hardware’ para almacenamiento de criptomonedas.
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