La acusada ha declarado a preguntas del fiscal, «No pensé, le quité el cuchillo a mi novia y la apuñalé…no sé dónde le di, ni cuántas puñaladas fueron», aunque en principio intentó ocultar el crimen y el cuerpo, al final optó por entregarse a la Policía y confesar al día siguiente.
«No pensé lo que hacia, ella no se merecía eso; al menos que hubiera tenido un entierro digno y yo pagar por lo que había hecho», ha contado al jurado en la primera sesión del juicio por este caso, se enfrenta a 17 años y medio de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco.
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La familia de la víctima, como acusación particular, mantiene que todo se produjo porque su familiar quería terminar con la relación e incide en la especial vulnerabilidad de la víctima debido a su juventud y de su «frágil carácter«, lo que hacia que su pareja y agresora la manejase y tuviera «aislada socialmente».
Se ha pedido prisión permanente revisable por todo lo anterior y el «ensañamiento» con el que actuó (se contabilizaron 24 lesiones entre cortes, incisiones y contusiones).
La asesina ha explicado que tenían una relación con muchos altibajos, desde hacia dos años, cuando la victima tenía 16 años, que la familia de su novia no quería que estuvieran juntas e incluso la madre la denuncio.
El día en que se produjeron los hechos, alrededor del mediodía del 13 de abril de 2021, se encontraba en el cortijo donde vivían y habían estado discutiendo por estos temas cuando la acusada, según ella ha relatado, dijo a Marina que se iba.
«Ella estaba fregando las cosas del desayuno, se me acercó con un cuchillo y no pensé, reaccioné. Le quité el cuchillo y la apuñalé». «No sé dónde le di ni cuántas fueron», ha expuesto. Según ha reconocido, la joven trató de pedir auxilio llamando a gritos a su casero, que vivía al lado, pero le propinó una patada y le tapó la boca mientras seguía asestándole cuchilladas.
«Cuando vi sangre me levanté, eché una sábana y me fui a la escalera pensando que qué había hecho», ha declarado. Después limpió la vivienda y se deshizo del cuchillo en unos contenedores en la carretera que sube a la Gorgoracha.
Ha asegurado al fiscal que su intención no era hacerle daño. «Es una ironía que yo le haya hecho esto, siempre he querido protegerla», ha asegurado.
Intento de encubrir el asesinato
Tras cometer el crimen bajó al puerto de Motril a buscar a un amigo de la infancia al que le contó lo ocurrido y que también está sentando en el banquillo de los acusados por encubrimiento dado que le ayudó a deshacerse de varios enseres y estuvo recorriendo con ella distintos enclaves en los que poder enterrar el cadáver. «Él me dijo que me entregara, se prestó no a ayudarme sino a estar conmigo«, ha dicho.
Este individuo padece un retraso mental, se enfrenta a 15 meses de prisión con la eximente incompleta de alteración psíquica dado que su grado de discapacidad es del 54% que pudo afectar a sus facultades respecto a los hechos, según la fiscalía.
Su defensa reclama la eximente completa pues mantiene que su discapacidad intelectual es el motivo por el que accedió a participar en los hechos, pues fue «manipulado» por la acusada y ha sido una «víctima más«.
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La defensa de la acusada alega que asesinó a su pareja estando bajo los efectos de la cocaína y de los ansiolíticos que tomaba, y que actuó presa de un arrebato por lo que pide su libre absolución por la aplicación de la eximente completa de trastorno mental transitorio o, en caso de condena, una pena que no supere los diez años.
El juicio continuará durante la semana con varios testigos.