El caso de unos padres de origen rumano acusados de vender a su hija de 12 años a otro matrimonio de compatriotas ha llegado a juicio en la Audiencia Provincial de Madrid. Los acusados se enfrentan a una posible pena de siete años de cárcel por un delito de trata de seres humanos con fines de servidumbre.
Según la acusación del Ministerio Público, los padres habrían acordado entregar a su hija a cambio de una cantidad de dinero no determinada, con el propósito de que la menor conviviera con el hijo del matrimonio comprador en una relación conyugal aceptada debido a la creencia de que era lo normal y lo esperado de ella.
La hija, que residía en Alemania con su madre, fue sometida al control absoluto de la pareja compradora, quienes planeaban trasladarla a España para vivir con ellos. Durante este tiempo, la menor fue separada de su familia biológica y se le privó de su educación escolar. Además, no hablaba español y nunca había estado en España.
Obligaron a la hija a mantener relaciones sexuales
El 22 de junio de 2022, tras someterla a una prueba de virginidad conocida como «prueba del pañuelo«, la menor fue obligada a mantener una relación parecida a la conyugal con el hijo de los acusados, incluyendo relaciones sexuales completas. La niña aceptó esta situación debido a su educación y creencia de que era lo normal y lo esperado de ella.
Un día después, los padres de la menor acudieron a una notaría en Rumanía para manifestar que su hija viviría con el matrimonio comprador y autorizaron su viaje al extranjero en compañía de la acusada hasta el año 2024.
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Posteriormente, se celebró una gran fiesta en Rumanía el 24 de junio de 2021 para conmemorar la unión de los dos menores. Dos días después, la pareja compradora trasladó a la menor desde Bucarest a Madrid, donde residieron juntos en un apartamento en Mejorada del Campo.
Durante este período, desde la fecha de llegada hasta el registro policial que tuvo lugar el 4 de octubre de 2021, la menor no asistió a la escuela, compartió habitación y cama con el joven comprador y mantuvo una relación similar a la conyugal.
Además, sus documentos (pasaporte y partida de nacimiento) estaban en posesión de los padres del chico, y no tenía un teléfono móvil propio. Rara vez salía de la casa y, cuando lo hacía, siempre estaba acompañada por los acusados o el joven comprador.
El 17 de septiembre de 2021, la menor fue llevada a Sevilla por los acusados para asistir a una fiesta que se celebró al día siguiente en la Hacienda Atarazana, donde se conmemoró nuevamente la unión de los dos menores en España.