Tenerife, una de las Islas Canarias, sigue enfrentándose a las llamas descontroladas de un incendio forestal que comenzó el pasado 15 de agosto. A pesar de que las condiciones climáticas han dado un respiro durante la noche, el Centro de Salvamento y Emergencias de Canarias ha confirmado que el fuego ha consumido más de 8.398 hectáreas en un área que abarca un perímetro de 70 kilómetros.
Aunque originalmente se estimó que 26.000 personas fueron evacuadas, las cifras se han ajustado. Según el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, el número real es de 12.279 evacuados. Estos números iniciales reflejan el censo completo de las áreas de evacuación. Aproximadamente 700 de estos evacuados están siendo atendidos en instalaciones designadas.
Durante la noche, 343 efectivos fueron en el terreno para luchar contra las llamas. De estos, 150 bomberos, junto con la Unidad Militar de Emergencias, trabajaron incansablemente para proteger propiedades y viviendas. La mañana del domingo vio la incorporación de 23 medios aéreos, incluyendo cinco hidroaviones, para ayudar en las operaciones de extinción.
Federico Grillo, del Cabildo de Gran Canaria, resaltó la complejidad de este incendio, señalando puntos críticos. El fuego tiene el potencial de afectar hasta 21.000 hectáreas, aunque se espera que con esfuerzos coordinados, el área dañada sea menor.
Rosa Dávila, presidenta del Cabildo de Tenerife, enfatizó la devastación, mencionando que el incendio está significativamente afectando a la corona forestal de la isla. Sin embargo, hasta ahora, no se han reportado daños a viviendas. La prioridad sigue siendo la protección de vidas humanas y propiedades, pero también asegura la seguridad de quienes combaten el fuego.
Por su parte, Pedro Martínez, a cargo de la extinción, mostró preocupación por el valle de La Orotava, donde se ha intensificado la evacuación y el refuerzo de bomberos. La Orotava y Candelaria son, según Montserrat Román de Protección Civil, los municipios más afectados en términos de superficie.
Mientras Tenerife enfrenta este desafío, las autoridades han enfatizado la importancia de permitir solo a profesionales capacitados en la lucha contra el fuego, impidiendo esfuerzos voluntarios bienintencionados pero potencialmente peligrosos.