El devastador incendio que asoló Tenerife a mediados de agosto aún no se ha extinguido, causando grandes estragos en la isla canaria. A pesar de las intensas medidas de control, «el fuego sigue activo», habiendo consumido hasta el momento más de 60 hectáreas en regiones como Santa Úrsula y La Orotava.
El incendio ha vuelto a cobrar fuerza debido a factores climáticos adversos, afectando particularmente a la cara norte de la isla.
El esfuerzo conjunto de las autoridades para combatir este desastre es notorio. Durante las horas nocturnas, 94 agentes, que incluyen a brigadas forestales y la Unidad Militar de Emergencia, se desplegaron en un intento de contener las implacables llamas. A estos esfuerzos, se unieron nueve medios aéreos al amanecer, junto con un refuerzo terrestre de 120 efectivos.
Mientras tanto, la crisis de desplazamiento también se agudiza. El total de evacuados, que alcanza a más de 3.200 personas, espera con ansias noticias sobre cuándo podrán retornar a sus hogares. Los afectados, principalmente de áreas como La Corujera en Santa Úrsula y Pino Alto en La Orotava, han buscado refugio en segundas viviendas, con familiares, en hoteles y, en algunos casos, en instalaciones como el pabellón municipal de deportes de Santa Úrsula.
Este desastre ha llevado al Gobierno de Canarias a mantener el incendio en el «nivel 2 de gravedad del plan INFOCA». La lucha contra el fuego continúa y las autoridades trabajan arduamente para prevenir más daño y garantizar el bienestar de los ciudadanos.
A medida que la isla lucha contra este embate, las autoridades llaman a la solidaridad y a tener precaución, esperando que la situación pueda ser controlada pronto y las vidas de miles de personas puedan volver a la normalidad. La belleza y resilencia de Tenerife, sin duda, prevalecerá.