En una operación coordinada por Europol, la Guardia Civil, en colaboración con Francia y Portugal, ha desarticulado una organización dedicada a la pesca furtiva de moluscos en aguas contaminadas. La operación, que ha llevado a la detención de 62 personas y a la investigación de ocho empresas del sector, ha sacado a la luz una trama que supone un riesgo grave para la salud pública y que genera millonarios beneficios en el mercado negro.
Moluscos contaminados y suplantación de documentación
Entre los productos incautados destacan 30 toneladas de moluscos y seis toneladas de angulas, con un valor estimado superior a los 10 millones de euros. Estos moluscos, principalmente almejas japonesas, eran recolectados en zonas de pesca prohibida por los altos niveles de contaminación presentes en sus aguas, lo que hacía que su consumo representara un grave peligro sanitario, incluyendo el riesgo de enfermedades como la hepatitis.
La red falsificaba la documentación necesaria para que estos productos se presentaran como aptos para el consumo humano. Posteriormente, los moluscos eran vendidos directamente a establecimientos hosteleros, evitando los procesos de depuración obligatorios y aumentando de forma considerable sus márgenes de beneficio.
Actividad en tres países y explotación laboral
La operación ha tenido un impacto en España, Francia y Portugal, donde la mayoría de los pescadores furtivos eran trabajadores procedentes de países asiáticos, quienes cobraban apenas un euro por kilo de molusco capturado. En el mercado, este producto alcanzaba precios de hasta 25 euros por kilo, lo que evidencia la explotación laboral a la que estaban sometidos y conecta por primera vez en la Unión Europea los delitos medioambientales con el tráfico de seres humanos.
Además de los moluscos, las investigaciones han destapado un tráfico ilegal de angulas, cuyas capturas se destinaban tanto al mercado interno como a la exportación ilegal.
Empresas españolas implicadas
El desarrollo de las investigaciones ha señalado a varias empresas intermediarias en España, que importaban los moluscos desde Portugal sin cumplir los requisitos de depuración y descontaminación. Estas compañías falsificaban la documentación desde el origen, dificultando la trazabilidad del producto y el control por parte de las autoridades sanitarias.
Coordinación internacional contra el delito ambiental
En la operación, además del SEPRONA de la Guardia Civil, han participado la Gendarmería Francesa, el Servicio de Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente de la Guardia Nacional Republicana de Portugal, y la Autoridad de Seguridad Alimentaria y Económica de Portugal. Esta colaboración ha permitido desmantelar una de las redes delictivas más complejas relacionadas con la pesca ilegal y los delitos medioambientales en Europa.
Desmantelada una red de tráfico de anguila europea precocinada con destino a México
Un riesgo real para la salud pública
El consumo de moluscos contaminados es especialmente peligroso debido a su capacidad de filtrar contaminantes del agua durante su alimentación. La ingesta continuada de estos productos puede provocar intoxicaciones alimentarias graves, poniendo en peligro la vida de los consumidores.
Un caso emblemático para la protección del medio ambiente
Esta operación se convierte en un hito en la lucha contra el crimen medioambiental en Europa, al abordar no solo los daños al ecosistema, sino también las conexiones con la explotación laboral y los riesgos sanitarios derivados de estas actividades ilegales. La Guardia Civil y sus socios internacionales han reafirmado su compromiso con la protección de la biodiversidad y la salud pública.