Si alguna vez habéis visitado la Fundación Infante de Orleans o alguno de los aeródromos o escuelas de vuelo, a lo largo y ancho de la piel de toro, os habrán ofrecido ser socios de la Asociación Las Sillas Voladoras.
No, no es ningún tipo de atracción infantil, sino una asociación que pretende defender y potenciar la integración de las personas con discapacidad en las actividades aeronáuticas. Aunque sus miembros fundadores son pilotos de vuelo a vela, la asociación está abierta a toda persona interesada, con discapacidad o no, en actividades aeronáuticas.
Hay muchas opciones para poder trabajar en el mundo de la Aviación y Las Sillas Voladoras lucha por los derechos de las personas con discapacidad en el mundo de la Aviación.
La misión de Las Sillas Voladoras consiste en proporcionar a personas con alguna discapacidad, experiencias terapéuticas, lúdicas y de motivación. Se trata de lograr un objetivo que les haga salir de sus casas o rutinas y les ayude a que superen las barreras y comprendan que son capaces de volar, e incluso trabajar en el sector de la aviación si se lo proponen.
Las Sillas Voladoras y los cursos de vuelo DTO
Tras haber conseguido el cambio de la legislación, las personas con discapacidad motora ya pueden sacarse la licencia de piloto de planeador y cualquier persona interesada y con la movilidad suficiente de cintura hacia arriba que no sólo quiera darse un vuelo de vez en cuando, sino que decida sacarse la licencia, puede hacer el curso (práctico y teórico) en el Aeródromo de La Cerdaña (Cataluña) y obtener el título y licencia de piloto de planeador.
Asimismo, la Asociación cuenta con Escuelas y aviones adaptados en el Aeródromo de Igualada-Ódena (LEIG) y en el Aeródromo de La Iglesuela en el Valle del Tiétar (LETI)
Planeadores adaptados
Igual que se han adaptado los coches al manejo manual, se ha adaptado el velero: En el lado izquierdo se le ha puesto una palanca que sustituye los pedales (= timón de dirección). Cuando se quiere ir hacia la izquierda, en vez de pisar el pedal izquierdo, se mueve la palanca hacia delante.
El beneficio terapéutico de convertirse en piloto o simplemente ver el mundo a 1000 metros sobre el suelo, consigue un cambio en la vida de las personas con discapacidad, que se siente inmediatamente empoderado y entiende que puede hacer muchas más cosas de las que se pensaba.
Las personas que sufren problemas del tipo que sean por su discapacidad, aprenden y descubren que en la aviación hay nuevas oportunidades para aprender un oficio, disfrutar de una afición, practicar un deporte e incluso, obtener el título de piloto para personas con discapacidad.
Quiero agradecer a Carlos y Elisabeth sus precisiones sobre las escuelas y su amabilidad, en Tercer Sector de Estrella Digital no nos cabe duda alguna, Las Sillas Voladoras hacen una gran labor, apoyada por otras fundaciones, empresas e instituciones de la Administración Pública, en cada uno de sus retos, consiguiendo muchas emociones y muchos ratos en los que se olvida la discapacidad de los pilotos, ya que, como dicen ellos: «en el aire todos somos iguales…»
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