Casi una semana de la tragedia y la DANA ha dejado a su paso una estela de destrucción: comunidades enteras arrasadas, cientos de fallecidos, miles de desaparecidos todavía hoy, muchísimas familias que han perdido sus hogares y forma de vida.
Los daños no son únicamente materiales; el impacto emocional y psicológico sobre los supervivientes ante la magnitud de la tragedia es brutal y todavía nos queda mucho por asumir.
La respuesta de la sociedad civil no se hizo esperar y fundaciones, asociaciones, congregaciones religiosas y otros actores civiles y administraciones públicas como la Comunidad de Madrid o Castilla La Mancha se coordinaron inmediatamente para proporcionar ayuda a las poblaciones afectadas y atender sus necesidades urgentes.
La actuación del tercer sector ante la emergencia
Mientras en el Congreso se «colaba» por la puerta de atrás el reparto de sillones en RTVE y la ley de protección al denunciante anónimo, controlada en exclusiva por el gobierno, durante las primeras horas de la tragedia las asociaciones y fundaciones se organizaban para las tareas de limpieza, asegurar el suministro de alimentos, agua potable, medicinas y artículos de primera necesidad.
Estas organizaciones suelen tener experiencia en la logística y en el manejo de emergencias, lo que les permite coordinar eficazmente la distribución de recursos en lugares de difícil acceso.
Es complicado dar los nombres de todas las fundaciones y asociaciones, parroquias y congregaciones religiosas que han canalizado los recursos, recibido donativos, organizado voluntarios, pero estoy segura de que los tenéis todos en mente.
El pueblo salva al pueblo
En medio del caos y la tristeza, con el lodo hasta la cintura y muchas personas todavía atrapadas dentro de sus viviendas o sus vehículos, ciudadanos anónimos, voluntarios de fundaciones y asociaciones civiles ya estaban allí, ofreciendo agua potable, alimentos, medicamentos y otros artículos básicos, además de comenzar las labores de limpieza. Los agricultores con sus tractores corrieron a limpiar las calles y mover los coches amontonados por el efecto de la riada.
Cada día desde que sucedió el desastre, de todas las regiones de España han salido camiones cargados con material donado por ciudadanos, por PYMES o grandes empresas en dirección a las zonas afectadas. Esta rápida respuesta ha sido vital para muchas personas.
Las RRSS claves en la tragedia
Las RRSS han sido claves para pedir socorro, buscar voluntarios y donantes. La información que tan necesaria es en estos momentos se ha canalizado y tanto asociaciones como organizaciones del tercer sector y voluntarios se han coordinado utilizando internet.
Pero no sólo los ciudadanos de a pie se han remangado, celebridades de cualquier sector, desde actores a músicos, cocineros con estrella Michelin o modelos de alta costura, hasta influencers de moda, cosmética, hogar, interiorismo… todos se han volcado. Reencuentros familiares, peticiones de auxilio y de material necesario, contar lo que de verdad está sucediendo, denunciar a los saqueadores o anuncios para recogida de enfermos crónicos, niños, ancianos…
Las RRSS bien utilizadas son un gran complemento.
Más allá de lo material: el apoyo emocional
El impacto de una tragedia de estas dimensiones, jamás vistas en España va mucho más allá de lo que se ve; también afecta profundamente en lo emocional. En esto, el tercer sector se ha movilizado para estar presente de una manera especial, ofreciendo apoyo psicológico a quienes más lo necesitaban. Equipos de psicólogos y trabajadores sociales han viajado hasta las zonas afectadas para acompañar a las personas en su proceso de duelo y trauma.
Es difícil para cualquiera enfrentar la pérdida de seres queridos, la destrucción de un hogar o la incertidumbre sobre el futuro, si lo acompañas de mala gestión por parte de los políticos, el panorama es desolador. Sólo quedan los ciudadanos anónimos, los voluntarios y las organizaciones humanitarias. El pueblo salva al pueblo.
Imágenes | CAM, Pickup Solidaridad, Cáritas
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