Unos tres millones de cofrades forman parte de las 10.000 cofradías de toda España que se preparan estos días para la Semana Santa, una fiesta que atraviesa en estos momentos su «edad de plata» aunque en el marco de una sociedad «secularizada» en la que las procesiones se convierten en una forma de acercar la Iglesia al pueblo.
El profesor de la Universidad de Navarra y delegado diocesano de Cofradías y Hermandades de La Rioja, Fermín Labarga, ha explicado que durante los últimos 25 años, la Semana Santa y las cofradías en España están disfrutando su «edad de plata» gracias al número de personas que conforman las hermandades, al arraigo y al incremento del patrimonio artístico. Para el profesor de la Universidad de Navarra son «patrimonio inmaterial de la humanidad».
En todo caso, en los años 60 y 70, las cofradías españolas atravesaron una crisis porque fueron «unos años de transición en todos los sentidos» pero después la gente volvió a recuperar sus tradiciones, recobrando las procesiones «una vitalidad asombrosa». Precisamente, Labarga apunta que mucha gente joven se acerca a ver los Pasos.
No obstante, advierte de que el hecho de que muchas personas vayan a ver las procesiones no significa que estas personas vayan a misa todos los domingos. «No podemos engañarnos», avisa el experto, para subrayar que España está viviendo en estos momentos «la Semana Santa de la sociedad secularizada». Según ha matizado, si no fuera por estas procesiones, hoy en día, el contacto con la Iglesia de mucha gente sería muy escaso.
Los orígenes de las Cofradías se remontan a finales del siglo XV para agrupar a personas con una devoción común. Las más antiguas son las de la Vera Cruz en la Corona de Castilla y las de la Sangre de Cristo en la Corona de Aragón.
Al principio, según explica el experto, eran procesiones «muy sencillas» en las que participaban dos tipos de hermanos, los de disciplina, que se flagelaban como una prueba de su devoción, imitando la Pasión, y los hermanos de luz, que iban con antorchas.
Normalmente, solo se llevaba un crucifijo y no será hasta mediados del siglo XVI cuando se vayan incorporando imágenes como el Cristo crucificado, el Nazareno y, más tarde, los grandes Pasos representando escenas completas de la Pasión.
En España, según precisa Labarga, se trata de una tradición «muy arraigada» que también se ha extendido a los lugares donde llegó la influencia hispánica, es decir, toda Hispanoamérica, así como el sur de Italia, sobre todo Sicilia, y Malta. También en el sur de Francia quedan algunas y otro tipo de procesiones pueden encontrarse en Baviera aunque no tienen influencia española.
Para el experto, el motivo de que en España hayan tenido más arraigo puede encontrarse en «la forma de ser de los españoles», en el «temperamento hispano». En este sentido, algunos pensadores han atribuido este arraigo al hecho de que el pueblo español está «muy obsesionado con la muerte» y «la muerte de Cristo es el paradigma de toda muerte, que se supera a sí misma por la Resurrección».
La delegada de protocolo de la Hermandad de Jesús del Gran Poder y la Esperanza Macarena de Madrid, Begoña Santos, de 26 años, cuenta que entró en la hermandad hace seis gracias a su pareja, que era costalero.
«Es un gusanillo que pica, vas enganchándote. Por la Virgen y el Cristo, para pedirles un apoyo, tenerles cerca, porque muchas veces necesitas un consuelo y sientes que ellos están ahí», señala para explicar cómo pasó de no ir a misa a unirse a la cofradía y salir en procesión cada año.
Precisamente, ahora se preparan para la salida de sus Pasos el próximo Jueves Santo. Concretamente, los costaleros ensayan haciendo un Paso con el peso equivalente de la imagen que van a portar el día de la procesión, unos 50 ó 60 kilos. Los costaleros se colocan en seis filas y deben colocarse un costal –un trozo de tela enrollado en otro– detrás de la nuca. Durante la procesión, que dura unas seis horas, van haciendo relevos.
Asimismo, de cara a la próxima semana, están preparando la compra de las flores, las insignias para cada tramo y las túnicas que en el Paso de Cristo son negras y en el de la Virgen, verdes. Asimismo, los montadores de los Pasos, junto a algunos costaleros, se encargan de limpiar la plata de la candelería del Paso de la Virgen y van montando y limpiando los Pasos.
La Hermandad del Gran Poder y Macarena de Madrid está formada por unos 1.300 hermanos y no se encuentra envejecida pues hay un grupo de jóvenes, los 'acólitos', que están rejuveneciéndola. Además, lejos de caer el número de miembros, en 2014 se unieron a la hermandad un total de 42 personas.
En la procesión, salen 120 costaleros, 60 por cuadrilla, y un centenar de nazarenos por Paso. Entre ellos, hay mujeres y hombres, por igual, aunque no hay costaleras. También participan los aguadores, un médico, el encargado de encender las velas en el Paso y los niños.
Ahora, solo esperan que no llueva el próximo Jueves porque en ese caso, según recuerda Begoña, no podrían salir porque el valor de la imagen está por encima de todo. En cualquier caso, este año 2015, los fieles tendrán otra oportunidad para ver el Paso de la Virgen que tendrá una salida extraordinaria en junio con motivo del 75 aniversario de la Hermandad.