El debate por la venta de los alimentos transgénicos continúa. Esta vez 109 premios Nobel de diversas especialidades se han pronunciado a favor de este tipo de alimentos y han ido en contra de Greenpeace a quienes han acusado de “crímenes contra la humanidad”.
A través de una carta publicada en la página web ‘Support Precision Agriculture’, los laureados exigen a la ONG “abandonar su campaña contra el arroz dorado específicamente, y los cultivos y alimentos mejorados”. Instan a la organización a que reconozca las conclusiones a las que han llegado los grupos de científicos competentes que defienden su uso. En esta misiva, recuerdan que el cultivo del arroz dorado tiene la capacidad de reducir las deficiencias de vitamina A.
Los nobeles critican además que Greenpeace niegue y tergiverse los datos publicados en informes presentados por científicos de todas. En estos se confirma que los alimentos modificados genéticamente son tan seguros, sino más que aquellos que derivan de cualquier otro método de producción.
“Nunca ha habido un solo caso confirmado de un resultado negativo para la salud en humanos o animales por su consumo. Su impacto medioambiental se ha visto que es menos dañino y una gran ayuda para la biodiversidad global”, escribieron los firmantes.
Por su parte, Greenpeace emitió un comunicado en respuesta a estos científicos donde señalaron que “las empresas están promocionando el arroz dorado para allanar el camino para la aprobación mundial de otros cultivos genéticamente modificados más rentables”.
La organización ecologista, que no tiene intención de cambiar su opinión a pesar de la oposición de los premios Nobel, sostiene que a su juicio este producto “ha fallado como una solución” a la situación del cambio climático. Además, niegan las acusaciones de bloqueo al cultivo del arroz dorado.
El comunicado de la ONG concluye con un llamamiento a los gobiernos e instituciones para promover la agricultura ecológica y capacitar a los agricultores para acceder a “una dieta equilibrada y nutritiva, en lugar de seguir «tirando el dinero» en el arroz dorado.
Andrea Morea