lunes, noviembre 25, 2024
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El mercado de las medicinas, una amenaza para la salud

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En 2017, la inversión de las comunidades autónomas en medicamentos fue de 10.170 millones, un 2,6 por ciento más que en 2016. Según los datos del Ministerio de Sanidad, se trata del tercer mayor gasto farmacéutico en lo que llevamos de década, solo superado por el de 2011 (con 11.135 millones) y por el de 2010 (12.207 millones).

En la medida que el sistema de salud español ha establecido un copago para las medicinas, aunque se nota en su precio, especialmente en el caso de los pensionistas, solemos ignorar el coste real de los medicamentos.

Pero puede ser mucho. Algunos medicamentos que han existido durante años son muy baratos: la aspirina, por ejemplo. Ha concluido la patente y se fabrica por numerosas compañías que compiten para rebajar el precio durante décadas.

Pero los medicamentos nuevos, protegidos por patentes de 20 años, pueden costar cantidades desorbitadas.

El Sovaldi (hepatitis C) podría costar en España cerca de 50.000 euros de media por tratamiento. El Kadcyla, tratamiento contra el cáncer de mama, le costaría a las arcas de la salud pública unos 8000 euros por mes de tratamiento, unos 80.000 para un tratamiento medio. En el caso de otro tratamiento de cáncer conocido como Imnovid su coste en España de 116.366 euros.

No es solo un problema para los países pobres

Los nuevos medicamentos que curan la hepatitis C se lanzaron a un precio que provocó profundo malestar en España, Europa occidental y los Estados Unidos, así como en India y Rumania, que tienen un gran número de infecciones.

En los Estados Unidos, el medicamento sofosbuvir (nombre de marca Sovaldi) se lanzó a un costo de 1,000 dólares por píldora. En España el tratamiento podría superar los 50. 000 euros. Pronto quedó claro que ningún país iba a poder tratar a todos los que lo necesitaban, a pesar de que la hepatitis C es un asesino a largo plazo y las medicinas son, inusualmente, una cura.

Los medicamentos ahorrarían años de costosos tratamientos a los sistemas de salud, incluidos los trasplantes de hígado.

¿Se trata simplemente de grupos radicales de campaña que intentan bajar los precios de los medicamentos patentados?

Médicos sin fronteras ha jugado un papel importante en su campaña de acceso a los medicamentos, que comenzó en 1999, proclamando que «los medicamentos no deberían ser un lujo», pero el tema también se ha abordado más recientemente en el Naciones Unidas.

Se trata del coste de los medicamentos que todo el mundo necesita, incluidos los nuevos antibióticos que las compañías farmacéuticas han dejado de investigar y producir porque no pueden obtener ganancias con ellos.

Un panel de alto nivel de la ONU sobre el acceso a medicamentos pasó la mejor parte de un año deliberando sobre estos problemas, con miembros de compañías farmacéuticas, así como de la sociedad civil y académicos.

Las conclusiones afirman que la industria farmacéutica no ha logrado obtener los medicamentos que necesitamos, ya sean antibióticos para todos o curas para el Zika y el Ébola en países de bajos ingresos, donde no hay mercado porque la gente no tiene dinero.

Las Naciones Unidas han tratado de equilibrar las demandas del comercio y el derecho a la salud en su informe final de septiembre de 2016, en el que respaldaba la «desvinculación» de los costos de I + D del precio final del medicamento.

Eso es posible si hubiera algún tipo de acuerdo financiado por gobiernos que recompense a las empresas por obtener un medicamento tan necesario como un antibiótico aunque no ganen dinero con las ventas.

La mayoría de las grandes farmacéuticas no han mostrado entusiasmo por el informe. Eso podría deberse principalmente a que apoyó el derecho de los gobiernos a solicitar un acuerdo de la Organización Mundial del Comercio para eludir las patentes de medicamentos y hacer versiones baratas en interés de la salud pública (Declaración de Doha de 2001).

Las razones de los precios elevados

Principalmente se debe a los dos pilares fundamentales sobre los que se asienta el sistema de innovación actualmente: las patentes y la estimación del precio del medicamento por parte de la industria.

Utilizando patentes sobre productos farmacéuticos o procesos de fabricación, los laboratorios poseen la exclusividad de explotación en el mercado durante 20 años. Estos mecanismos, en algunos casos de reciente creación como es el caso de España -cuya ley de patentes se promulgó en 1986- se crearon para incentivar la investigación y premiar la innovación, pese a que su efecto real ha sido el de crear monopolios que no parecen incentivar en muchos casos la I+D al extender progresivamente el monopolio sin causas justificadas.

En segundo lugar, la fijación del precio de los medicamentos por parte de la industria y la capacidad negociadora de los Estados.

Desde hace ya tiempo, los cálculos de la industria para estimar el precio de un medicamento, además de ser completamente arbitrarios, no se basan en los costes de producción e I+D, sino en el precio máximo que el mercado pueda soportar.

La industria puede incluir variables como el tiempo para recuperar la inversión, años de vida salvados al paciente o competencia en el mercado de destino. Pero también a veces se basan simplemente en la especulación, como los casos de Daraprim y Cicloserina, medicamentos para pacientes de VIH y tuberculosis que aumentaron sus precios un 5.500%y 2.000% respectivamente de la noche a la mañana tras adquirir sus derechos nuevas compañías.

Las causas del alto precio de los medicamentos están por una parte directamente relacionadas con la creación de monopolios que -gracias a los Estados y a su incapacidad para regular convenientemente el beneficio de la industria- esta disfruta de una posición dominante en el mercado.

Miguel de la Balsa

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