Aunque el coronavirus ha obligado a Castillo a hacer la promoción a distancia desde su casa en Málaga, su pasión y amor por el oficio de escritor llega igualmente a través del hilo telefónico porque está convencido de que Miren Triggs es el personaje «más poderoso» que ha escrito hasta ahora, y eso que con sus dos anteriores novelas ha vendido más de 650.000 ejemplares.
Y lo es, según puede corroborar el lector de esta novela publicada por Suma de Letras -a la venta desde hoy- porque es la encargada de andar todo el camino necesario hasta descubrir dónde está la pequeña Kiera tras ser secuestrada y, sobre todo, qué es lo que ha llevado a sus captores a retenerla durante 12 años.
«Todo empezó con una imagen muy concreta, yo suelo tener como flashes, siempre busco inspiración en todo, y recuerdo un momento en el que tenía a mi hija de 3 años cogida de la mano y la solté para que se fuera con su madre. Vi nuestras manos separándose y sentí miedo, y a partir de ahí intenté abordar una novela que reflejara todos mis miedos como padre y lo que significa una pérdida y tomar una decisión errónea en un momento desesperado».
Precisamente así es como arranca este «thriller emocional», en concreto en la cabalgata de Acción de Gracias de Nueva York en 1998, una festividad en la que Kiera Templeton, una niña de 3 años, se suelta de la mano de su padre para desaparecer y aparecer doce años después.
Justo el periodo de tiempo en el que transcurre esta trama desarrollada en cortos capítulos que van dando saltos de tiempo con el objetivo de centrarnos en la vida de la joven periodista Miren Triggs, en el sufrimiento de los padres de Kiera, en los por qué del secuestro de Kiera y en cómo vive la pequeña el tiempo de cautiverio.
Varios frentes a los que el lector se enfrentará con una necesidad que Castillo ha subsanado dando agilidad a la historia a través del principal protagonista, esa joven periodista con la que ha querido «romper arquetipos».
«Miren surge -relata- en un momento en el que necesitaba una mujer poderosa pero no al uso, sino una mujer que ha crecido por sí sola y ha luchado por sí sola. No quería al típico investigador, sino a alguien que ha estudiado y se quiere ganar la vida».
Por eso se trata de una joven periodista a punto de acabar la carrera y con un pasado complicado del que intenta salir y recuperarse por ella misma, pero con la ayuda de un profesor que actúa como mentor que le inocula una idea: la de que el periodismo es buscar la verdad.
Una máxima a la que se agarra Castillo para hacernos reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación ante la desaparición de niños: «Una desaparición infantil es muy dolorosa, pero se convierte en más dolorosa depende del enfoque que coja cada medio, y es lo que sucedió con Yeremi Vargas o las niñas de Alcasser. En la novela lo critico e intento ser muy duro y muy crítico, cada vez más gente se está dando cuenta de que es muy desolador».
Tanto es su implicación que, como padre, lo siente «mucho» y apaga la televisión cuando se abordan estas desoladoras historias: «me interesan los casos, pero sobre todo lo que pueda ayudar a resolverlo».
Precisamente lo que refleja en «La chica de nieve» y lo que seguirá reflejando en la próxima entrega de la que ya podemos decir que será una saga porque, según adelanta el autor, ya está en el proceso de planificación y escritura del próximo caso que investigará Miren Triggs.
Estrella Digital