El Atlético de Madrid no podría cerrar de otra manera el año que no fuese con épica, como llevan haciendo toda la temporada. Y es que el fútbol no es un deporte justo, ni mucho menos. Sino que se lo digan al Barcelona, que a estas horas seguirá sin entender cómo se ha podido marchar de este partido sin un solo punto.
Los de Hansi Flick fueron los únicos que salieron al campo con la intención de llevarse el partido, y la primera media hora fue un dominio constante blaugrana, con la defensa colchonera achicando balones como podían.
Raphinha era imparable por la banda derecha, posición que ocupaba por la lesión de Lamine Yamal, y Pedri era totalmente indetectable en el centro del campo. Solo Gallagher parecía entender en el cuadro visitante la intensidad con la que hay que salir en este tipo de partidos, ya que sus compañeros eran incapaces de hilar dos pases seguidos.
De esta manera, en el minuto 30, Pedri recogió un balón de Gavi que muy probablemente no quería soltar, y definió de manera perfecta para adelantar al Barça.
Viendo las sensaciones, todo apuntaba a otro partido en el que el Atleti se iba a marchar de Barcelona sin la victoria, ya que hay que recordar que Simeone nunca había ganando en territorio culé desde que dirige al equipo madrileño.
El Atlético de Madrid se centró en no perder
El paso por vestuarios no cambió ni un poquito el guión, y el Barcelona siguió teniendo ocasiones para ampliar la ventaja, pero se encontraban con un muro llamado Oblak. Raphinha tuvo el 2-0 en el minuto 58 tras un pase de fantasía de Pedri, pero su vaselina se estrelló contra el travesaño. Y prácticamente en la siguiente jugada, tras una contra colchonera, Casadó dejó un balón muerto en la frontal que aprovechó Rodrigo de Paul para hacer un pase a la red. El Atleti estaba sobreviviendo en el Lluís Companys de manera inexplicable.
El Cholo decidió meter a Le Normand para formar una defensa de 5 y controlar los continuos ataques de los locales, pero era un acoso constante que hacía prever que tarde o temprano los catalanes iban a encontrar el 2-1. Aunque ahí estaba Oblak. Puede que esta noche se hable mucho de Sorloth o de Paul, pero el esloveno fue el gran salvador que mantuvo vivo al equipo con un recital de paradas.
Y cuando todo apuntaba a un reparto de puntos, Nahuel Molina corrió la banda derecha para poner un centro raso que Cubarsí no pudo despejar y Sorloth definió para poner al Atlético de Madrid líder, con tres puntos por encima del Barça y un partido menos.
Queda mucha Liga y todo puede pasar, pero de momento el Atleti sueña, porque esa es su filosofía, nunca dejar de creer.