En la jornada del miércoles 12 de febrero, ha tocado la declaración de los tres acusados restantes en el ‘Caso Rubiales‘, ya que el expresidente declaró ayer: Jorge Vilda, exseleccionador nacional; Albert Luque, exdirector de la Selección Española; y Rubén Ribera, exresponsable de marketing de la Federación.
Todos han llegado a la Audiencia Nacional después de Rubiales, quien, en los instantes previos a entrar en la sala, les ha estado animando y apoyando con abrazos y palmadas en la espalda.
El primero en declarar, tras los problemas técnicos con el vídeo del juicio, ha sido Vilda, que no ha querido responder a las preguntas de la acusación, excepto de la fiscal, y ha confesado que él no pudo apreciar el beso, y solo después escuchó algún comentario en el que se le restaba importancia. No fue hasta llegar al avión cuando fue consciente de «la bola mediática» que se había formado. Ha confesado que no fue Rubiales quien le mandó hablar con el hermano de Jenni, sino que salió de él mismo, ya que «estaba preocupado por el futuro de la Selección en los Juegos Olímpicos».
Jorge Vilda ha contado que no ha vuelto a hablar con Jenni desde el mundial
Sobre la conversación con Rafa Hermoso, Vilda ha negado que le dijese que no ayudar a Rubiales le traería consecuencias profesionales y personales en el futuro, acusando esas declaraciones de «falsas». El propio hermano, según él, calificó en esa corta charla el beso como algo «anecdótico y sin importancia». Por otro lado, Jorge Vilda ha admitido que fue un error por su parte no preguntar a la jugadora en el avión cómo se encontraba, pero aún así estaba preocupado por ella.
El exseleccionador ha explicado además que no le dijo directamente a Jenni que grabara un vídeo, sino que le sugirió «buscar una fórmula para solucionar el problema».
Por su parte, Albert Luque solo ha contestado a las defensas, más específicamente a la suya, donde ha calificado a Jenni como una persona que era su amiga y por la que hizo «un montón de favores». Sobre Ibiza, ha contado que en ningún momento fue a buscarla para presionarla, sino para ver cómo se encontraba tras la situación, pero fue su amiga Ana Ecube la que habló con él, aunque ha desmentido lo que se contó en declaraciones pasadas sobre que, si se portaban bien con él, podría buscarles un trabajo en la Federación.
El último en declarar ha sido Rubén Ribera, quien, al igual que Luque, solo ha respondido a su abogado. Ha asegurado que viajó a Ibiza porque era su trabajo, y que en ningún momento la Federación intentó que él presionara a Hermoso. De hecho, ha reiterado que estaba tan ocupado en ese viaje que es imposible que la coaccionara.
Las respuestas de Ribera han sido tan largas que el propio juez Fernández-Prieto le ha tenido que decir que no se extendiese tanto, explicando que era imposible seguirle. «¡Ala, ya me has liado!», aseguraba el magistrado.
Tras las declaraciones de los acusados, ha comenzado la extensa conclusión de la fiscal, a la que en casi ningún momento ha mirado el expresidente de la Federación mientras hablaba. Esta, ha mantenido su petición de dos años y medio de cárcel para Rubiales por agresión sexual, y un año y medio para el resto por un delito de coacciones.
El juicio continuará mañana a las 10 con el resto de conclusiones.