El rápido desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) ha puesto en alerta a los Gobiernos de todo el mundo, que buscan medidas para paliar los posibles efectos negativos de un avance tecnológico demasiado acelerado.
Preocupa especialmente el impacto de esta nueva tecnología en el empleo. Aunque los expertos hablan de la creación de puestos de trabajo que ahora ni tan siquiera existen, también se hace patente el riesgo de que algunos empleos desaparezcan.
En el caso concreto de España, un reciente estudio de Randstad destaca que la IA creará en la próxima década 1,61 millones de puestos de trabajo, pero destruirá 2 millones, lo que supone la pérdida de casi 400.000 empleos.
Mientras que el 9,8% de los empleos actuales está en riesgo de ser totalmente automatizado, un 15,9% de puestos ganarán en productividad por la aplicación directa de la inteligencia artificial. El resto, no se van a ver afectados ni positiva ni negativamente por esta tecnología.
Un impacto desigual en los sectores
Comercio, hostelería y actividades administrativas se posicionan como los sectores económicos que más empleos podrían perder por la implantación masiva de la IA.
En el sector del comercio se desarrolla desde hace años una batalla entre el comercio online y el offline. Aunque por el momento ambos conviven en equilibrio, la IA puede potenciar mucho más el comercio electrónico.
Porque es capaz de ofrecer a los consumidores un servicio mucho más personalizado que las tiendas tradicionales. Por ejemplo, recomendando prendas en base a las preferencias, el estilo, e incluso la capacidad económica de cada cliente.
Como consecuencia, el comercio podría perder 158.415 empleos en un plazo de diez años.
En el caso de la hostelería, la pérdida de empleos se estima en unos 100.000, el 12% del total. Algunos establecimientos ya están implementando la tecnología y cuentan con sistemas de registro autónomo para los huéspedes, de manera que no hace falta una persona en la recepción.
En el caso de los restaurantes, ya hay locales en los que los robots complementan el trabajo de los camareros y se encargan de tareas básicas como llevar los platos a las mesas.
Los expertos creen que en el sector de la hostelería se van a automatizar tanto los puestos que están cara al público como aquellos que no lo están, lo que puede suponer una importante evolución.
Las tareas administrativas también están especialmente amenazadas por el desarrollo de la IA. En ese sector se podrían perder casi 148.000 puestos de trabajo. Por el contrario, las labores administrativas en la Administración Pública van a generar hasta 2033 unos 14.600 puestos de trabajo, porque el sector público va por detrás con respecto al privado en automatización y digitalización.
En el lado contrario se encuentran los sectores de programación y consultoría; las actividades profesionales, científicas y técnicas; y el sector de las telecomunicaciones, donde es previsible que se creen más puestos de trabajo de los que se van a destruir.
La productividad en la era de la inteligencia artificial
Los expertos destacan que la implantación masiva de la IA en muchos sectores económicos dará como resultado un incremento de la productividad. Liberando a los empleados de tareas monótonas y repetitivas, y permitiendo que estos puedan dedicar su talento a tareas de mayor valor agregado.
No obstante, no se espera que los datos sobre productividad mejoren rápidamente. Esto se debe a que la mayor parte del tejido productivo en España está formada por pymes y micropymes a las que les cuesta un gran esfuerzo invertir en tecnología y avances y, por tanto, no llevan a cabo la inversión hasta que no están seguras de que la tecnología se ha consolidado y se ha vuelto más económica.
A largo plazo, la implementación de la tecnología va a suponer un abaratamiento de los costes para todo tipo de empresas, lo que a su vez se traducirá en una mayor producción y un mayor volumen de empleo. Pero primero habrá que pasar por una década de ajuste.
La IA en las empresas españolas
Las empresas españolas están en una fase de adopción temprana de esta nueva tecnología. Según las últimas encuestas, un 54,5% de las entidades todavía no utilizan inteligencia artificial en ninguno de sus procesos. Frente al 45,5% que manifiesta utilizarlo en labores como el análisis de datos, la optimización de tareas administrativas y la automatización de procesos.
Mientras que en las pequeñas y medianas empresas el uso de nuevas tecnologías como la IA es residual, el grado de utilización está mucho más extendido en las empresas más grandes, que cuentan con una mayor capacidad de inversión.