La guerra comercial entre Estados Unidos (EEUU) y China no ha dejado de recrudecerse en los últimos años, y todo apunta a que se agravará todavía más con la llegada de Trump al gobierno el próximo mes de enero.
Antes de que se produzca el cambio en la Casa Blanca, Joe Biden está tomando algunas decisiones que siguen las directrices marcadas durante su mandato. Una de las últimas es la aplicación de nuevas restricciones a la exportación de chips a China.
Las medidas se justifican por motivos de seguridad
La Administración Biden ya había tomado con anterioridad decisiones que afectan a la exportación de chips al país asiático. Decisión que el Gobierno justifica por motivos de seguridad.
Desde la Casa Blanca han insistido en que EEUU podría estar en peligro si China logra producir a gran escala chips extremadamente avanzados. Porque son estos precisamente los que necesitan los sistemas de inteligencia artificial más avanzados y las supercomputadoras que se pueden usar para llevar a cabo ciberataques a nivel global, e incluso para controlar sistemas de vigilancia y nuevas armas.
Gina Raimondo, secretaria de Comercio, ha calificado estas medidas como «los controles más estrictos jamás implementados por Estados Unidos para degradar la capacidad de China de fabricar los chips más avanzados que utilizan en su modernización militar».
Tercer paquete de medidas
A lo largo de su gobierno, Biden ha adoptado dos paquetes de medidas para intentar limitar el control de China sobre los semiconductores.
Con este tercer paquete 140 empresas van a tener prohibido exportar ciertos chips y maquinaria a territorio chino.
Estas organizaciones se incluyen en la «lista de entidades», una especie de lista negra que obliga a las empresas de EEUU y de otros países a solicitar licencias de exportación para enviar productos a China que, en la práctica, resultan casi imposibles de obtener.
La principal novedad de este tercer paquete es la aplicación de la «regla de producto directo extranjero» (conocida como FDPR por sus siglas en inglés); que afecta directamente a las empresas no estadounidenses que utilicen chips fabricados con tecnología estadounidense en sus productos. Estos artículos también van a tener limitada su capacidad de exportación a China.
Entre las empresas más afectadas por esta medida se encuentran Swaysure Technology, Qingdao SiEn y Shenzhen Pensun Technology, porque sus proveedores estadounidenses ya no van a poder trabajar con ellas si no obtienen primero una licencia especial en EEUU.
SMIC, el mayor fabricante de semiconductores de China, lleva desde 2020 en la lista de entidades, pero ahora enfrenta nuevas barreras. Porque EEUU tiene previsto denegar las licencias que hasta ahora permitían el envío de mercancías desde este país hasta la empresa china.
Además de las restricciones a la exportación, el tercer paquete de medias restringe la memoria utilizada en los chips de Inteligencia Artificial HBM 2 fabricados por Samsung y SK Hynix en conjunción con Micron.
Terceros países afectados
A efectos prácticos, con estas medidas EEUU incrementa su control sobre el envío de productos desde el extranjero a China, siempre que esos artículos lleven chips estadounidenses. Pero si los aliados establecen controles similares, pueden ser excluidos de las restricciones.
La decisión de Estados Unidos no solo afecta a China, también puede tener efectos sobre otros países, especialmente a Malasia, Singapur, Israel, Taiwán y Corea del Sur, cuyas empresas exportan equipos de fabricación de chips.
En el caso de Japón y Países Bajos, ambos van a tener un poco más de margen y no quedan sujetos a estas nuevas restricciones comerciales, porque son dos de los grandes productores de chips a nivel mundial.
China se defiende
Nada más anunciarse las nuevas medidas, estas han sido criticadas por el Ministerio de Comercio de China, que las ha tachado de «acto de coerción económica» y ha confirmado que va a tomar «las medidas necesarias para proteger sus derechos e intereses legítimos».
Pekín acusa a Washington de estar tomando medidas que van más allá de su jurisdicción para interferir en el comercio entre China y otros países, una práctica que considera contraria a las leyes que rigen el comercio internacional y que estima que puede afectar a la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
El Ministerio de Comercio chino ha manifestado que «el abuso de las medidas de control por parte de Estados Unidos ha lastrado gravemente los intercambios económicos y comerciales normales entre los países, ha menoscabado seriamente las reglas del mercado y ha amenazado gravemente la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro a nivel global».