Pedro Rodríguez, un policía de la Guardia Urbana de Cataluña, fue visto por última vez el pasado 1 de mayo. Tres días después, un senderista que paseaba cerca del pantano de Foix, en Barcelona, encontró un coche calcinado. En su interior, se encontraba el cuerpo de un hombre y gracias a una prótesis que tenía la víctima en la espalda que no se quemó, se le pudo identificar. Así fue como los Mossos d’Esquadra dieron con Pedro el 4 de mayo. ¿Los principales sospechosos? Dos compañeros del cuerpo de policía: Rosa Peral, actual pareja de la víctima, y Alberto López, amante de ésta.
La víctima vivía en Cubelles con su pareja y actual detenida, Rosa Peral, que tenía dos hijas fruto de un matrimonio con un Mosso d’Esquadra. ‘Pedrito’, como le llamaban sus compañeros, era un aficionado a las motos que ni fumaba ni bebía. Hace unos años, tuvo un altercado con un motorista al que pegó poco después de que éste se saltase un control de tráfico en la carretera de la Arrabrassada. El Ayuntamiento le suspendió temporalmente hasta que finalmente el motorista decidió retirar la denuncia. A pesar de este altercado, sus amigos le definen como un “buen tipo”.
Nada más conocer la identidad del cuerpo encontrado, los Mossos interrogaron a Rosa, su pareja. Ésta admitió que mantuvo una discusión con Pedro la noche que desapareció. El caso se encuentra bajo secreto de sumario y no han trascendido los motivos de dicha pelea entre ambos pero sí se sabe que Pedro se habría ido de casa y que ella no se lo impidió porque “pensaba que se iba a despejar y estaba muy liada con las niñas”, explicó Peral a los agentes en un interrogatorio.
Rosa había mantenido otras relaciones con varios policías. Uno de ellos fue un subinspector de policía implicado en el ‘caso pornovenganza’ que, hace unos años, difundió unas fotografías íntimas de Rosa y cuyo juicio se estaba celebrando actualmente. Sin embargo, debido a la implicación de la mujer en este último caso, el proceso se ha visto paralizado.
Alberto López, otro policía del cuerpo y compañero de unidad de ésta implicado presuntamente en el asesinato de Pedro, también mantuvo una relación con Rosa aunque finalmente éstos acabarían mal.
Aparente normalidad
Sin embargo, y contra todo pronóstico, a pesar de esta supuesta mala relación entre ambos, Rosa y Alberto acudieron juntos y sonrientes a una comida de policías que se celebró el pasado 4 de mayo, tres días después de la desaparición de Pedro. Además, llama la atención que López apareció afeitado y no con la barba que le caracterizaba. Según los investigadores, esto último no demuestra nada por sí solo aunque todo apunta a que lo hiciera antes de cometer el crimen para no dejar rastros de ADN en su interior.
Los Mossos encontraron ese mismo jueves el cuerpo calcinado de Pedro y, al día siguiente, Rosa cambió su foto de perfil de Facebook a una en la que sale con la víctima. También acudió al funeral de su novio celebrado pocos días después, así como al acto de homenaje que le rindieron sus compañeros. Además, ésta acabaría pidiendo escolta después de aludir que tenía miedo de que le pasara algo como lo que le pasó a Pedro, algo que se le concedió.
A pesar de la cercanía que Rosa intentó mostrar en todo momento, al entorno de la víctima le pareció raro que no hubiera denunciado la desaparición de Pedro al que llevaba sin ver tres días. Sin embargo, esto no fue lo único que les extrañó ya que en el primer interrogatorio Rosa aseguró que tras la pelea entre ambos, Pedro cogió el coche para despejarse. Aun así, los que le conocía están convencidos de que éste, en todo caso, hubiera cogido la moto y no el coche.
Primeras sospechas y contradicciones
Mientras el funeral y los homenajes a Pedro tenían lugar, los Mossos d’Esquadra continuaban la investigación con la intención de averiguar qué le pasó a la víctima y quién o quiénes son los culpables del crimen. Así fue como llegaron a la ubicación de los teléfonos móviles de Rosa y Alberto, ya que ambos se encontraban a altas horas de la noche en una zona muy próxima donde se acabaría encontrando el coche calcinado con el cuerpo de Pedro en su interior.
A partir de este momento, la investigación se centró en la figura de Rosa y Alberto y los investigadores trabajaron con varias hipótesis: una de ellas centrada en un crimen pasional y otra en que se tratara de un ajuste de cuentas. Esta última fue descartada de inmediato y, actualmente se encuentran trabajando con la primera de ellas. Poco después de interrogar a ambos, los investigadores encontraron contradicciones en ambas declaraciones por lo que éstos decidieron proceder a su detención el 13 de mayo.
La sorpresa de los Mossos fue que tanto Rosa como Alberto han contado versiones distintas de lo ocurrido y además, se han culpabilizado el uno al otro del asesinato de Pedro. La declaración de la policía de Rosa ante la juez que se ha hecho cargo del caso duró tres horas mientras que la del supuesto amante de ésta se alargó hasta los 40 minutos aproximadamente. Según Rosa, éste acudió a la casa de la pareja donde la amenazó con hacerle daño a sus hijas si no le ayudaba a el asesinato de Pedro. Guiada por el miedo, cumplió con las órdenes de éste. Por el contrario, Alberto mantiene que llegó a casa de Rosa poco después de recibir una llamada suya en la que le pedía ayuda para traslada el cuerpo de Pedro al que había matado en su casa.
Sea como fuere, ambos coinciden en que son inocentes y que actuaron únicamente como cómplices de encubrimiento del otro. Aun así, hay una cosa en la que ambos concurren: habían vuelto a mantener una relación sentimental a escondidas de Pedro. Si Pedro se enteró o no, si éste amenazó a los policías con revelar alguna información comprometedora por venganza tras descubrir el engaño, es algo que se continúa investigando.
Andrea Morea