En un tenso debate de investidura, Santiago Abascal, líder del partido Vox, lanzó fuertes acusaciones contra el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. Abascal, en un tono crítico y confrontativo, comparó las acciones de Sánchez con lo que él describe como un «golpe de Estado», en referencia a la ley de amnistía propuesta por Sánchez. Además, realizó una comparación controvertida de Sánchez con figuras históricas negativas, afirmando que su investidura marca «el fin de la democracia» y equiparándolo con «los peores tiranos y criminales de la historia», incluyendo a «Hugo Chávez, Maduro o Hitler».
El líder de Vox centró gran parte de su discurso en los acuerdos que Sánchez ha establecido con partidos independentistas, a los que calificó de «pactos nefandos». Según Abascal, estos pactos buscan «liquidar el Estado de derecho, acabar con la separación de poderes y la igualdad ante la ley». Además, acusó a Sánchez de sufrir un trastorno mental, una afirmación que ha aumentado la tensión en el debate.
Abascal también dirigió su atención hacia el Partido Popular (PP) y su líder, Alberto Núñez Feijóo, instándolos a bloquear la tramitación de la ley de amnistía en el Senado, donde el PP tiene mayoría. Advirtió que, de no hacerlo, estarían «colaborando colateralmente con el golpe» y amenazó con romper los pactos que Vox mantiene con el PP en diversas instituciones.
La controversia alcanzó un punto álgido cuando la presidenta del Congreso, Francina Armengol, anunció que se eliminarían las referencias al «golpe de Estado» de Abascal del diario de sesiones. Armengol reprendió a Abascal, recordando la historia de dictaduras y golpes de Estado en España, y le pidió que retirara sus palabras. Sin embargo, Abascal rechazó esta petición, criticando a su vez la limitación a la libertad de expresión en el Congreso.
Tras la intervención de Abascal, Patxi López, portavoz del PSOE, solicitó la retirada de las palabras del líder de Vox, una petición que fue aceptada por Armengol. En un gesto simbólico, los diputados de Vox abandonaron el Hemiciclo y se unieron a las protestas contra la investidura que tenían lugar fuera del Congreso.
En su crítica final, Abascal acusó a Sánchez de poseer una «ambición desmedida» y ser «un personaje capaz de todo con tal de aferrarse a un sillón del que es totalmente indigno». Recurriendo a la famosa frase «J’accuse!» de Émile Zola, Abascal acusó a Sánchez de cometer la «mayor indignidad» y la «mayor corrupción» al formar alianzas con partidos independentistas. Finalizó su intervención advirtiendo sobre el inicio de una «tiranía» y haciendo un llamado al PP para unirse en oposición a estas acciones.
Este enfrentamiento en el Congreso refleja las profundas divisiones políticas en España, y pone de manifiesto los retos a los que se enfrenta el país en términos de gobernabilidad y cohesión social.