En un giro inesperado, las Cortes de Castilla y León han decidido este miércoles no tramitar la proposición de Ley de Concordia presentada en marzo por PP y Vox, cuando ambos partidos aún gobernaban juntos la Comunidad. La votación en el pleno mostró un sorprendente cambio de postura del Grupo Popular, que se unió al PSOE y otros grupos para votar en contra de la tramitación, generando tensiones entre los antiguos socios de coalición.
El portavoz de Vox, Juan García-Gallardo, no ocultó su descontento tras la votación, criticando duramente la actuación del PP y señalando que el partido se está volviendo cada vez más parecido al PSOE de Pedro Sánchez. «El parecido con el PSOE de Sánchez es cada vez más lamentable», afirmó García-Gallardo, quien también se preguntó por qué el PP defendió la Ley de Concordia hasta hace apenas unos días si ahora deciden votar en contra.
Incoherencias en el PP
El debate sobre la admisión a trámite de la propuesta inició con la lectura del informe favorable a la tramitación, documento que fue firmado el pasado 25 de abril por el propio presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. García-Gallardo aprovechó este detalle para remarcar lo que considera una clara incoherencia del Partido Popular, subrayando que hasta hace poco defendían el proyecto con firmeza.
Por su parte, el procurador del Partido Popular, Óscar Reguera, defendió la postura de su grupo, argumentando que votaron en contra de la tramitación por motivos de «prudencia». Según Reguera, su partido es partidario de «posponer» el debate sobre esta ley, que buscaba derogar el vigente Decreto de Memoria Histórica y Democrática de Castilla y León, aprobado durante el último gobierno de Juan Vicente Herrera.
Consecuencias políticas
El rechazo a la Ley de Concordia marca un claro distanciamiento entre el PP y Vox, tras haber compartido el poder en la Junta de Castilla y León hasta hace pocos meses. Este desencuentro, sumado a la dureza de las críticas lanzadas desde Vox, refleja un nuevo escenario en la política regional, donde las alianzas y consensos parecen más frágiles que nunca.
La decisión de bloquear la tramitación de la ley podría también tener repercusiones en el ámbito nacional, en un contexto en el que el Partido Popular busca consolidar su posición frente al PSOE y, al mismo tiempo, gestionar su compleja relación con Vox en distintas comunidades autónomas.