Los países miembros del Grupo de los Siete (G7) han reafirmado su apoyo incondicional a Ucrania frente a la invasión rusa, prometiendo no solo continuar su asistencia defensiva sino también intensificar las sanciones contra Moscú. Este anuncio se produjo al cierre de una reunión virtual, presidida por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, evidenciando una unidad transatlántica frente a los desafíos que plantea la prolongada invasión rusa.
Durante el encuentro, que contó con una participación virtual desde varios rincones del mundo, los líderes de Italia, Francia, Alemania, el Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Canadá manifestaron su disposición a seguir respaldando el derecho de Ucrania a defenderse. Este compromiso se extiende hacia garantizar la seguridad a largo plazo del país, apoyándose en acuerdos previos como la Declaración Conjunta de Apoyo a Ucrania firmada en Vilna.
Una estrategia clave discutida fue el incremento de las presiones económicas sobre Rusia, buscando mermar sus capacidades bélicas al cortar sus fuentes de ingreso y reforzar la implementación de sanciones existentes. Esta táctica no solo pretende castigar a Moscú por su agresión injustificada, sino también limitar su capacidad para sostener el conflicto.
La reunión destacó la resiliencia ucraniana frente a los esfuerzos de Rusia por desestabilizar y subyugar la nación. La determinación de Ucrania de defender su soberanía y territorio ha sido elogiada, así como su capacidad para desafiar las ambiciones expansionistas del presidente Putin. Este reconocimiento se extiende a la admirable resistencia del pueblo ucraniano, que ha pagado un alto precio en su lucha por la libertad.
Entre los participantes de la reunión se encontraban figuras clave como el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen y el primer ministro canadiense Justin Trudeau. La ausencia del presidente francés Emmanuel Macron fue suplida por su ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourn.
El G7 no solo se comprometió a respaldar las necesidades financieras urgentes de Ucrania, sino también a asistir a otras naciones afectadas por el conflicto. La Unión Europea, por ejemplo, ha aprobado un fondo sustancial destinado a Ucrania, complementado por el apoyo directo de países como Japón y Canadá.
Además, el grupo condenó las acciones de terceros países que directa o indirectamente apoyan el esfuerzo bélico ruso, prometiendo sanciones adicionales a individuos y empresas que faciliten a Rusia adquirir armamento o tecnología para su maquinaria de guerra. Esta medida se extiende a la condena de la cooperación militar entre Rusia y naciones como Corea del Norte e Irán.
Los líderes del G7 también expresaron su preocupación por las repercusiones económicas del conflicto, cifrando los daños en más de 486.000 millones de dólares, una carga que insisten debe recaer sobre Rusia, conforme al derecho internacional. Esta postura subraya la convicción del grupo de que Moscú debe asumir la responsabilidad completa por los daños causados.
El G7 instó a una continuación del trabajo conjunto, anticipando futuras discusiones sobre cómo los activos rusos congelados podrían utilizarse para apoyar la recuperación de Ucrania. Este enfoque refleja una estrategia a largo plazo, enfocada no solo en la resistencia inmediata, sino en la reconstrucción post-conflicto y el establecimiento de una paz duradera.
Se cumple el segundo aniversario de la invasión rusa a Ucrania