El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado una medida sin precedentes al afirmar que detendrá el envío de armamento a Israel si este país lleva a cabo una incursión a gran escala en Rafá, al sur de la Franja de Gaza, donde se encuentran refugiados más de 1,4 millones de palestinos desplazados. Biden argumenta que este armamento podría utilizarse para atacar a civiles, lo que considera inaceptable.
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En una entrevista con la cadena de televisión estadounidense CNN, Biden dejó claro su posición: «Si las tropas israelíes entran en Rafá, no les proporcionaré las armas que se han utilizado históricamente para tratar con el problema en esa zona, como armas y proyectiles de artillería en su lucha contra el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás)». El presidente expresó su preocupación por las víctimas civiles en Gaza debido al uso de este tipo de armamento.
Esta declaración de Biden marca un cambio significativo en la política estadounidense hacia Israel y refleja una postura más crítica hacia el uso de la fuerza militar contra civiles en conflictos como el que se vive en la Franja de Gaza. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre las relaciones entre Estados Unidos e Israel en medio de la escalada de tensiones en la región.
Estos cambios en la política de Estados Unidos surgen en un contexto marcado por la campaña electoral rumbo a la Casa Blanca, con las elecciones programadas para noviembre. Además, llegan en un momento en el que el conflicto en Oriente Próximo ha generado un intenso debate público durante su mandato, con manifestaciones pro-palestinas en campus universitarios y el surgimiento de la etiqueta ‘Genocide Joe‘ (Joe, genocida).