Israel ha bombardeado este lunes un campamento de desplazados en el barrio de Tal al Sultan, al noroeste de Rafah, que le ha costado la vida a 45 personas y ha dejado decenas de heridos.
El ataque se ha producido en una zona que todavía no se había ordenado evacuar. El ejército israelí reconoce que iba dirigido contra dos altos cargos de Hamás: Yassin Rabia —comandante de su división para Cisjordania— y Khaled Nagar —otro alto mando de la misma división—.
Señalan que el ataque de la aviación estaba basado «en inteligencia precisa», pero han terminado bombardeando un centro de desplazados en el barrio de Rafah. De momento, el balance es de al menos 45 palestinos fallecidos y decenas de personas heridas, según ha reportado el Ministerio de Sanidad de Gaza.
«Nunca antes en la historia se había empleado un número tan grande de herramientas de matanza en masa frente al mundo como está sucediendo ahora en Gaza, donde la población se ve privada de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible, aplastando la infraestructura y destruyendo todas las instituciones», denuncian desde el Ministerio de controla Hamás.
Este último ataque ha provocado una oleada de protestas en muchos lugares, porque se produce unos días después de que la Corte Internacional de Justicia ordenara a Israel detener la ofensiva en Rafah. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, ha definido el ataque como un «trágico incidente» y señala que están investigando lo ocurrido porque «cada daño a civiles no involucrados es una tragedia».