Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron este sábado de la muerte del máximo dirigente del grupo chií libanés Hezbolá, Hasán Nasralá, tras una serie de ataques aéreos en el sur de Beirut, donde se ubica uno de los principales bastiones de la organización.
A través de su cuenta en X, las FDI afirmaron: «Hasán Nasralá ya no será una amenaza para el mundo». La organización militar responsabilizó al líder de Hezbolá de numerosos atentados, dirigidos tanto a civiles como a militares israelíes, y destacó que sus acciones también alcanzaron otras partes del mundo.
El bombardeo, que se realizó la tarde del viernes, habría alcanzado el cuartel general subterráneo del grupo en el área de Dahieh, al sur de la capital libanesa. En el ataque, además de Nasralá, murieron varios altos mandos de Hezbolá, incluido Ali Karki, responsable de las operaciones en el Frente Sur.
Según el comunicado de las FDI, el ataque se dirigió contra la cadena de mando de la organización, que en ese momento operaba desde el centro de mando, coordinando acciones contra Israel. «Nasralá era el cerebro detrás de múltiples ataques terroristas a nivel global», afirma el comunicado, que también lo acusa de haber arrastrado a Líbano a una guerra contra Israel al involucrar a Hezbolá en el conflicto iniciado el 7 de octubre con Hamás.
El Ejército israelí subrayó que, desde entonces, Hezbolá ha llevado a cabo ataques constantes contra Israel, lo que ha contribuido a una peligrosa escalada en la región. En declaraciones posteriores, el jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzi Halevi, advirtió que «Israel puede alcanzar a cualquiera que represente una amenaza» para sus ciudadanos, en una línea similar al mensaje expresado por el primer ministro Benjamin Netanyahu en la sede de la ONU.
Por su parte, fuentes de Hezbolá informaron que perdieron contacto con Nasralá tras los bombardeos del viernes, los más intensos desde la guerra del Líbano de 2006. Dado que, decenas de misiles impactaron en Beirut, marcando un episodio sin precedentes en los últimos años.
La muerte de Nasralá evoca la de su predecesor, Abbas Musaui, asesinado en un ataque israelí en 1992. Nasralá asumió el liderazgo de Hezbolá con tan solo 32 años y consolidó su poder durante la guerra de 2006. Posteriormente, el grupo ganó relevancia política, obteniendo trece escaños en las elecciones parlamentarias de 2018 y desempeñando un papel clave en la formación de gobiernos de unidad en el país.
A lo largo de su carrera, Nasralá fue un firme aliado del régimen sirio de Bashar al Assad, lo que le valió tanto apoyo como críticas dentro y fuera del Líbano. Sus intervenciones públicas eran transmitidas principalmente por televisión, ya que rara vez aparecía en actos públicos debido al temor de ser asesinado, un destino que, tras años de precauciones, finalmente encontró.
Las FDI intensifican los bombardeos sobre Líbano en una noche de máxima tensión