Abu Mohamed al Jolani, líder de la coalición insurgente que ha tomado el control de Damasco, anunció este domingo la caída del régimen de Bachar al Asad. En un comunicado dirigido a sus seguidores, destacó el esfuerzo de los combatientes: «Oh, mis hermanos revolucionarios, rezad a Dios para agradecerle por la victoria que nos ha dado a través de vuestros brazos».
El colapso del régimen marca el fin de 24 años de mandato autoritario, caracterizado por una represión sistemática y la persecución de opositores. Según han asegurado fuentes militares, Al Asad abandonó la capital en un vuelo con destino desconocido, mientras los insurgentes entraban a la ciudad sin encontrar resistencia.
Toma de Damasco
Los insurgentes ocuparon las instalaciones de la televisión estatal para anunciar su control sobre Damasco. En un mensaje televisado, proclamaron el fin del régimen y la liberación de los presos políticos. «Ha caído el tirano Bashar al Asad», declararon, instando a sus soldados a actuar con prudencia. «Entrad en Damasco con modestia, tratad bien a vuestro pueblo y proteger las instituciones públicas, que pertenecen al pueblo», subrayó Al Jolani.
El líder insurgente también hizo un llamamiento a la unidad para consolidar la revolución: «Vamos a completar juntos y dibujar la imagen de la victoria de la revolución más grande que ha conocido la historia». La coalición que lidera, respaldada por diversos grupos, ha contado con el apoyo de Turquía en su lucha contra el régimen.
En paralelo, el primer ministro Mohamed Ghazi al Jalali expresó su intención de colaborar en el proceso de transición. En un mensaje público, extendiendo una invitación a la reconciliación nacional: «Tiende su mano a todo sirio que se interesa por este país para preservar sus instituciones».
Reacciones internacionales
La reacción internacional no ha tardó en llegar. Donald Trump ha atribuido la huida de Al Asad a la falta de respaldo por parte de Rusia, señalando que el conflicto en Ucrania ha debilitado el interés de Moscú en Siria. «Rusia e Irán están en un estado de debilidad en este momento», afirmó.
Por su parte, Hadi Al Bahra, representante de la oposición siria en el exilio, aseguró que Damasco vive un momento de relativa calma. A través de sus redes sociales, instó a la ciudadanía a mantener la paz: «Oh, nuestro pueblo de todas las sectas y religiones, estaréis seguros siempre y cuando no levanten las armas contra ningún otro ciudadano».
Mientras, en las áreas controladas por las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), dirigidas por Mazlum Abdi, la situación se mantiene tensa. Abdi describió la caída del régimen como una oportunidad histórica: «Asistimos a la caída del régimen autoritario de Damasco. Este cambio representa una oportunidad para construir una nueva Siria basada en la democracia y la justicia».
Mientras, Israel confirmó el despliegue de fuerzas en su frontera con Siria, afirmando que no interferirán en los asuntos internos del país pero que garantizarán la seguridad en los Altos del Golán.
Aunque la capital Siria celebra el fin del régimen de Asad, las operaciones militares continúan en otras regiones del país, como Hama y Homs. El Ejército sirio ha llamado a la población a permanecer alerta ante posibles complots en contra de la estabilidad del país.
Por su parte, Jordania ha reforzado la seguridad en su frontera, subrayando la importancia de que Siria recupere la efectividad de sus instituciones. Asimismo, Emiratos Árabes Unidos, ha advertido de que el país aún cuenta con amenazas de extremismo y terrorismo.
Incertidumbre tras la caída del régimen
El futuro de Siria se encuentra en un punto incierto. Mientras los insurgentes celebran su victoria y llaman a la unidad, debe comenzar la reconstrucción de un país que lleva más de una década de conflicto, esperando una transición pacífica.
Para los sirios, la caída del régimen representa tanto una liberación como una incertidumbre, con miles de personas preguntándose si esta nueva etapa podrá cumplir con las esperanzas de libertad y justicia que inspiraron la revolución. Por ahora, las calles de Damasco respiran un aire de cambio, pero la transición hacia una Siria estable y democrática tiene un largo camino por recorrer.