Hace exactamente una semana, el domingo 8 de diciembre, Abu Mohamed al Jolani, líder de los insurgentes y grupos terroristas sirios que habían logrado tomar Damasco, la capital del país, anunciaba la caída del régimen de Bashar al-Assad.
Ahora, Mohamed al Jolani es el líder temporal de Siria y, aunque su discurso pretende ser moderado, está al frente de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo que surgió como una escisión de Al Qaeda en Siria y que pertenece a la vertiente más extremista y peligrosa del Islam suní (el salafismo yihadista) y que está en la lista de organizaciones terroristas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La situación en Siria, en manos del líder del grupo terrorista HTS, en el punto de mira de la ONU
El salafismo es un movimiento religioso minoritario del Islam suní (religión que profesan la mayor parte de los musulmanes y que está tradicionalmente enfrentada al Islam chií) que tiene una particular interpretación de la religión musulmana.
De dónde proviene el término salafista
Los salafistas (cuya denominación proviene del término Salaf) tienen como objetivo, sin límite de tiempo para lograrlo, regresar a la que ellos consideran época de esplendor del Islam, que se remonta a los tiempos de Mahoma.
Para ello se apoyan en los textos de los Salaf, sus antepasados, los primeros estudiosos del Islam inmediatamente después del fallecimiento de Mahoma, considerado el fundador de esta religión y que vivió en los siglos VI y VII de nuestra era.
Esos estudios reflejaban una sociedad musulmana tradicional, basada en los principios de la Sharía (la ley islámica) y que promulgaba una serie de preceptos fundamentalistas, acordes a la época en la que se escribieron, con una aplicación estricta de las normas religiosas.
Según los salafistas, el Islam vive una época de «ignorancia religiosa» a la que denominan yahiliya. Es decir, que sólo es válida para ellos, y consideran que sólo practican el verdadero Islam los que siguen los postulados de la época estricta y fundamentalista interpretada por los Salaf en sus textos y, por tanto, el Islam debe regresar a esa «época de esplendor».
Los salafistas, por tanto, luchan contra todos aquellos que no cumplan esas estrictas normas sociales y de convivencia. Contra Occidente y contra los propios musulmanes, que son los que más sufren el azote de este movimiento religioso, precisamente porque no son considerados auténticos musulmanes para ellos.
Las tres vías del salafismo para regresar a la época de esplendor del Islam
El salafismo emplea tres vías para imponer sus normas: el salafismo activista o político (que busca activamente que los musulmanes se separen de los procesos democráticos como votar en las elecciones o participar en partidos políticos); la predicación (por ello son tan importantes los ‘Viernes de Oración‘); y la yihad, un término cuyo significado original está relacionado con el «esfuerzo» de los musulmanes por lograr objetivos, y que se ha asimilado con el paso de los años al esfuerzo por regresar a esa época de esplendor a través de acciones terroristas (terrorismo yihadista).
De ahí la denominación ‘salafismo yihadista’ para referirse a los grupos terroristas que, como el HTS o Al Qaeda (también el Daesh, aunque en este caso se trata de una vertiente mucho más radical, ligada al salafismo yihadista que tiene su origen en el wahabismo), emplean como ‘método’ acciones terroristas para lograr sus objetivos.