El teniente general Igor Kirillov, responsable de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, falleció este martes por la mañana tras la explosión de una bomba oculta en un patinete eléctrico en la entrada de un edificio residencial en el este de Moscú. En el atentado también perdió la vida uno de sus asistentes, según confirmó Svetlana Petrenko, portavoz del Comité de Investigación de Rusia.
Una investigación en marcha
El Comité de Investigación ha abierto una causa penal basada en los artículos 105, 205 y 222 del Código Penal ruso, relacionados con asesinato, terrorismo y tráfico ilegal de armas y municiones. Agentes de las fuerzas de seguridad y especialistas en explosivos trabajan para esclarecer las circunstancias del ataque, que incluyó el uso de 300 gramos de un explosivo similar al TNT, según fuentes de seguridad recogidas por la agencia TASS.
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El atentado, calificado por las autoridades rusas como un acto de terrorismo, ha provocado una rápida respuesta diplomática. Maria Zajarova, portavoz del Ministerio de Exteriores, destacó el papel de Kirillov como un férreo opositor a las provocaciones de Occidente, incluyendo casos como las supuestas actividades de laboratorios biológicos estadounidenses en Ucrania y el uso de armas químicas en Siria.
Contexto militar y biografía de Kirillov
Nacido en 1970, Kirillov se graduó en la prestigiosa Academia Militar de Defensa Radiológica, Química y Biológica, y desde 2009 formaba parte de las tropas especializadas en combatir los efectos de las armas de destrucción masiva. En 2017 asumió el mando de esta unidad, encargada además de operaciones de seguridad civil en caso de emergencias nucleares, químicas o biológicas.
En los últimos años, su figura fue objeto de críticas internacionales. Países como Reino Unido lo sancionaron, acusándolo de desinformar sobre el uso de armas químicas por parte de Rusia, calificándole como un «importante portavoz del Kremlin».
Vinculación con la guerra en Ucrania
El atentado contra Kirillov se produce apenas un día después de que el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) anunciara su imputación por el uso de armamento químico en el conflicto ucraniano, iniciado en febrero de 2022 por orden de Vladímir Putin. Según el SBU, Kirillov estaría implicado en más de 4.800 ataques con municiones químicas, causando el envenenamiento de más de 2.000 soldados ucranianos.
El SBU ha reivindicado la autoría del atentado, calificando a Kirillov como un «criminal de guerra y un objetivo legítimo». Fuentes del organismo señalaron que este ataque es un acto de represalia por las operaciones químicas llevadas a cabo por las tropas rusas, destacando que «el castigo por los crímenes de guerra es inevitable».
Escalada de tensiones
Este incidente agrava las tensiones en el marco de la guerra en Ucrania y pone en entredicho la seguridad en la capital rusa, considerada hasta ahora alejada de la violencia directa del conflicto. El Comité de Investigación ruso ha prometido una rápida resolución del caso, mientras la comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos.
El atentado contra Kirillov subraya la dimensión global de la guerra en Ucrania, donde las repercusiones trascienden los campos de batalla para alcanzar a las figuras más influyentes del aparato militar ruso.