Cúcuta, la principal ciudad en la frontera entre Colombia y Venezuela, fue sacudida la noche del miércoles por una serie de explosiones en el municipio de Villa del Rosario, parte de su área metropolitana, que dejaron al menos cinco personas heridas y al peaje que conecta Cúcuta con San Antonio del Táchira, en Venezuela, destruido.
Adicionalmente, los medios de comunicación locales informaron de que un Centro de Atención Inmediata (CAI) de la Policía fue blanco de detonaciones y disparos, y en la madrugada del jueves, una granada fue lanzada contra otra estación policial en La Parada, uno de los principales pasos fronterizos.
Las circunstancias de estos ataques aún no han sido completamente esclarecidas, y ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad. Sin embargo, en el contexto de la creciente ola de violencia en la región del Catatumbo, las autoridades presumen que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) está detrás de estos hechos.
Esta guerrilla, que desde hace décadas mantiene una presencia activa en la zona, ha incrementado sus acciones en las últimas semanas, coincidiendo con el recrudecimiento de los combates en el Catatumbo, una región estratégica tanto para el narcotráfico como para otras economías ilegales.
La crisis en el Catatumbo ha alcanzado niveles alarmantes. Según el Ministerio de Defensa de Colombia, en el último mes se han registrado más de 50.000 desplazados y al menos 63 muertos.
La violencia ha obligado a más de 20.000 personas a huir hacia Cúcuta, donde la Alcaldía ha habilitado alojamientos temporales para algunas de las familias afectadas. La situación llevó al Gobierno a declarar el «estado de conmoción interior».
Enfrentamientos en Tibú: un soldado muerto y operaciones militares en curso
Mientras tanto, los combates en la región no cesan. La Segunda División del Ejército Nacional informó en su cuenta de X que, en la mañana del 20 de febrero, soldados del Batallón de Operaciones Terrestres N.°8, que participaban en la operación Catatumbo, sostuvieron un enfrentamiento con miembros del grupo armado organizado residual Estructura 33 (GAO-r E33) en el municipio de Tibú, una de las zonas afectadas por el conflicto.
En el intercambio de disparos, perdió la vida el soldado profesional Nader Alarcón Babilonia, militar que tenía más de cinco años de servicio en el Ejército. Además, otro uniformado resultó herido por la activación de un artefacto explosivo improvisado y fue evacuado para recibir atención médica especializada.
“Expresamos nuestras más profundas condolencias a la familia de nuestro soldado, quien sacrificó su vida en el cumplimiento del deber, protegiendo a los colombianos”, manifestaron desde la Segunda División del Ejército en su comunicado oficial. Un equipo interdisciplinario fue asignado para brindar apoyo integral a los familiares del militar fallecido.
El operativo también dejó dos guerrilleros heridos, a quienes las tropas brindaron primeros auxilios en cumplimiento de los protocolos de derechos humanos. Además, en el lugar fueron incautados un mortero de 60 mm, un arma larga y dos armas cortas, junto con material de intendencia. “Las operaciones militares continúan en la zona para contrarrestar estas acciones que afectan la seguridad de las comunidades del departamento de Norte de Santander”, concluyeron desde el Ejército.
Norte de Santander: epicentro de la violencia y el crimen organizado
El Norte de Santander, y en particular su capital, han sido históricamente golpeados por la violencia del conflicto armado. Cúcuta se encuentra en una ubicación estratégica dentro del corredor fronterizo de más de 2.200 kilómetros que separa a Colombia de Venezuela. Esta región ha sido disputada por distintos actores armados a lo largo de los años, convirtiéndose en un centro de operaciones para el narcotráfico, el contrabando y otras actividades ilegales.
El Catatumbo, ubicado a pocos kilómetros de la ciudad, alberga una de las mayores concentraciones de cultivos de coca en el mundo. Allí operan el ELN, disidencias de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otros grupos criminales, todos compitiendo por el control del territorio.
Según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), la presencia del ELN en Cúcuta y su área metropolitana se ha fortalecido, con la guerrilla extendiendo su influencia desde las zonas rurales hasta los sectores urbanos. Lugares como La Parada, un asentamiento fronterizo junto al Puente Simón Bolívar, han sido identificados como puntos estratégicos para la extorsión y el narcotráfico.
Historial de atentados en Cúcuta
La ciudad fronteriza no es ajena a los atentados y episodios de violencia. En los últimos años, ha sido escenario de múltiples ataques que han dejado una larga lista de víctimas. En junio de 2021, un coche bomba explotó dentro de una brigada militar en la ciudad, dejando decenas de heridos. Días después, un helicóptero en el que viajaba el entonces presidente, Iván Duque, fue atacado con disparos mientras sobrevolaba la región.
A finales de ese mismo año, dos explosiones en el aeropuerto Camilo Daza dejaron tres muertos, entre ellos dos policías y el terrorista que transportaba los explosivos. En abril de 2023, una detonación en una zona concurrida del centro de la ciudad causó la muerte de una persona e hirió a varias más. Durante la campaña electoral de 2023, la periodista y directora del diario La Opinión, Estefanía Colmenares, recibió amenazas de muerte, hecho que generó indignación en la comunidad periodística.
Más recientemente, en 2024, el alcalde Jorge Acevedo denunció haber sido amenazado de muerte por un cabecilla que decía pertenecer a bandas binacionales como AK47 y el Tren de Aragua, dos de las al menos 25 organizaciones criminales que operan en la ciudad y su área metropolitana.
La crisis humanitaria: miles de desplazados y niños sin escuela
La violencia en el Catatumbo ha tenido un impacto devastador en la población civil, con un incremento en el número de desplazados forzados. La Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU estima que más de 46.000 niños han tenido que abandonar sus estudios desde el 16 de enero, cuando el ELN intensificó sus ataques contra facciones disidentes de las FARC.
En Cúcuta, unas 25.000 personas han buscado refugio, y aproximadamente 2.400 han sido alojadas en hoteles pagados por la Alcaldía, incluyendo más de 400 menores de edad. Sin embargo, la capacidad de respuesta es limitada, y los organismos humanitarios han advertido sobre las difíciles condiciones en las que viven muchas de estas familias, con escasez de alimentos, atención médica insuficiente y un acceso restringido a servicios básicos.
La incertidumbre y el miedo dominan el ambiente en Cúcuta y el Catatumbo. Con la suspensión de los diálogos de paz entre el Gobierno y el ELN, y el avance de los enfrentamientos entre grupos armados, la región enfrenta un futuro incierto. Mientras tanto, la comunidad sigue esperando respuestas y acciones concretas que permitan restablecer la seguridad y la estabilidad en esta zona fronteriza de Colombia.