¿Qué ocurriría si la mitad de los alrededor de 48 millones de habitantes que tiene España padeciera hambre aguda? Es decir, que la vida de 1 de cada 2 españoles estuviera en «peligro inmediato» por la incapacidad para consumir alimentos. Pues ésa es la situación que se vive actualmente en Sudán.
Los combates en el país han dejado a 24,6 millones de personas padeciendo hambre aguda, lo que equivaldría a la mitad de habitantes que tiene España. Actualmente hay más de 12 millones de desplazados, de los cuales 3,4 millones han huido a través de la frontera; los servicios sanitarios han colapsado; millones de niños están sin escolarizar; y se han producido incesantes patrones de violencia sexual.
Es, en resumen, el infierno en el que está inmerso Sudán, un país lleva casi dos años sufriendo combates entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), «una brutal guerra entre ejércitos rivales» que, según denuncian desde Naciones Unidas, se caracteriza por «ataques indiscriminados en zonas densamente pobladas«.
Los combates estallaron el 15 de abril de 2023 y la ONU ha sido incapaz de poner fin al conflicto, a pesar de haber adoptado varias resoluciones para exigir «el cese inmediato de las hostilidades» en el país africano.

«Casi dos años de implacable conflicto en Sudán han convertido partes del país en un paisaje infernal»
Es por ello que Edem Wosornu, la jurista de nacionalidad ghanesa que dirige la División de Operaciones y Promoción de la OCHA (la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), ha dado un golpe en la mesa y ha pedido al cada vez menos útil Consejo de Seguridad de la ONU que garantice lar protección de los civiles y también de los trabajadores internacionales que pretenden hacerles llegar la ayuda humanitaria.
«Casi dos años de implacable conflicto en Sudán han infligido un inmenso sufrimiento y han convertido partes del país en un paisaje infernal». Ésas fueron las palabras de Wosornu en una reunión informativa (de las muchas que se celebran y que no sirven para nada) celebrada este miércoles 26 de febrero.
También detalló los últimos acontecimientos «alarmantes» que se están produciendo en diversas zonas del país, y afirmó que tan sólo ocho meses después de que el Consejo adoptara la Resolución 2736 (en la que se exigía a todas las partes involucradas en el conflicto que garantizasen la protección de los civiles) «la población civil de Darfur del Norte sigue siendo objeto de ataques«, denunciaba Wosornu.
Sólo en cinco días, entre enero y febrero, la ONU documentó el asesinato de «un mínimo» de 275 civiles
En esa misma Resolución también se exigía (sin que haya tenido efecto) que se pusiera fin al asedio de El Fasher, la capital de Darfur Norte, unas de las regiones de Sudán tradicionalmente más afectada por los diversos conflictos que se han producido en el país.
Pero también se están produciendo situaciones de violencia en otras zonas de Sudán que están ocasionando un número incalculable de asesinatos entre la población civil.
De hecho, según los últimos datos aportados por el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Seif Magango, a primeros de febrero, sólo en cinco días (del 31 de enero al 5 de febrero) se habían documentado «un mínimo de 275 civiles muertos como consecuencia de bombardeos de artillería y la aviación, y de ataques con drones realizados en la capital, Jartúm, y en puntos del norte y sur de Darfur», entre otras regiones sudanesas.
Wosornu también advertía en la sesión de este miércoles de la imposibilidad de completar las labores de ayuda médico-sanitaria por la intensidad de los combates, y alertó de que «sin ayuda inmediata, miles de personas podrían morir de hambre en las próximas semanas».