sábado, octubre 26, 2024
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Serrat cierra con su música una gala donde la libertad y la dignidad humana fueron las protagonistas

La gala de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2024 congregó a los galardonados en las 8 categorías, para volver a realzar la importancia de reivindicar los valores científicos, culturales y humanos como vía para la defensa de la democracia y los derechos humanos

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Al ritmo de las gaitas asturianas, la Familia Real realizaba el recorrido entre el hotel Reconquista y el Teatro Campoamor de Oviedo, para dar inicio a la gala de la XLIV edición de los Premios Princesa de Asturias.

La Presidenta de la Fundación Princesa de Asturias, Ana Isabel Fernández, dio inició al acto con unas palabras en la que agradeció a la Princesa de Asturias, Presidenta honorífica de la Fundación, y en las que reafirmó el compromiso de continuar el trabajo en pro de la formación de las nuevas generaciones y el reconocimiento de los valores más elevados de la humanidad.

Ana Blandiana, poeta rumana, Premio Princesa de Asturias de las Letras, fue la primera de los galardonados en ofrecer un discurso, en el que planteó abiertamente la pregunta “¿Puede la poesía salvar al mundo?” a la que respondió con una afirmación con un ejemplo de como durante las décadas de los años 50 y 60 en las cárceles de Rumanía se hizo una resistencia gracias a la poesía. ”La poesía no habla de la realidad, sino que es capaz de construir otra realidad en la que podemos salvarnos”, sentenció.

Blandiana, que a través de su poesía se plantea preguntas fundamentales sobre la existencia del ser humano, concluyó su discurso agradeciendo el premio recibido, del que hizo un símil entre poesía y realeza: “El misterio de la poesía y el misterio de la realeza, tan extrañamente relacionados entre sí en la medida en que la gente, sin entenderlos y sin saber para qué sirven, siente que sin ellos todo sería menos bello y menos bueno”.

El segundo discurso estuvo a cargo del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024, el académico y ensayista canadiense Michael Ignatieff, quien suma este galardón a los numerosos reconocimientos internacionales que ha recibido gracias a su defensa de los valores y derechos humanos fundamentales y universales.

En su desempeño como académico, escritor y periodista, Ignatieff ha aportado ideas para la superación de las diferencias culturales y religiosas, superando las barreras del relativismo cultural y oponiéndose a los nacionalismos violentos, por lo que se ha convertido en un referente para avanzar en un mundo lleno de conflictos bélicos, polarización política y amenazas a la libertad.

En su discurso, haciendo gala de una gran humildad y con un juego en el que comparaba las características de los zorros y los erizos “soy uno de esos zorros que siempre deseó ser un erizo”, dejó una importante reflexión en el público “poder llamarnos libres y merecerlo realmente es el premio que más importa en la vida”.

Se despidió agradeciendo a la Princesa de Asturias por el reconocimiento a su trayectoria y concluyó “no diré más. Gracias, Alteza, por este gran honor. Hoy ha hecho muy feliz a un viejo zorro«.

Una gala llena de emociones y reflexión

Bajo la reflexión de las palabras de estos dos defensores de la libertad y la dignidad humana recibieron la insignia y el diploma por parte de la Princesa Leonor, los galardonados en las 8 categorías que premia la Fundación Princesa de Asturias, bajo las muestras de agradecimiento y cariño del público y los familiares de algunos de ellos. Se pudo observar a una emocionada madre de Carolina Marín, que no pudo contener las lágrimas al ver a su hija recibir el reconocimiento del Premio Princesa de Asturias de los Deportes.

Galardonados Ppa
Carolina Marín, Premio Princesa de Asturias a los Deportes, reune a todos los galardonados para el tradicional selfie

La iraní Marjane Satrapi, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, reconocida por su destacada contribución a la defensa de los derechos humanos y la libertad, finalmente pudo asistir a la gala y pronunciar su discurso, a pesar de estar atravesando una difícil situación familiar, por la que había cancelado su asistencia al evento.

La autora de Persépolis, en su firme participación comenzó con algunos ejemplos en los que exponía la dualidad de la humanidad, en donde está el único mamífero que es capaz de “matar a su hembra”, pero en la que también encontramos a aquellos que «pierden la vida a manos de sus torturadores para proteger a sus semejantes».

Ante esta realidad se plantea que “quizás antes de educar a nuestros hijos para que tengan éxito económico y social, debiéramos enseñarles que el verdadero éxito radica ante todo en el humanismo». Para concluir sentenciando, “si tú que eres indiferente al sufrimiento de los demás, no mereces llamarte humano».

Poesía y música de la mano de Serrat

Joan Manuel Serrát, que fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, por su trabajo que une el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, la diversidad y la libertad, fue el encargado de concluir los discursos de los premiados.

Serrat, comenzó afirmando “soy un señor mayor, tirando a viejo” y con su sencillez y cercanía, agradeció sus orígenes humildes y la formación de su familia, reconociendo que “todo lo que soy, es por lo que allí me dieron”.

En tono de confesión reconoció que es una persona “que se alegra mucho de la vida, se siente querida y respetada y le gusta el oficio que escogió, escribir canciones e interpretarlas”. El cantautor aprovechó la oportunidad para agradecer a su familia, a su mujer, presente en el acto y muy emocionada, a sus hijos y nietos, a sus amigos y por supuesto al público que siempre lo ha seguido.

Se confesó amante del diálogo, la libertad la justicia y la democracia, “valores que van dela mano o no van” y quizás por eso, afirma que no le gusta mucho el mundo actual “donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio».

Finalmente, acompañado de una violinista, agradeció el premio, de la mejor forma que sabe hacerlo, cantando una de sus más reconocidas canciones Aquellas pequeñas cosas, lo que provocó aplausos de pie en el público y el agradecimiento del Rey por “ese regalo”.

Esta edición de los premios ha tenido un significado especial, ya que se conmemora el décimo aniversario de la Princesa Leonor como presidenta de honor de la Fundación Princesa de Asturias y la primera vez que clausura y convoca los siguientes Premios al haber cumplido la mayoría de edad.

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