Investigadores del Instituto de Robótica e Informática Industrial (IRI), perteneciente a la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), han puesto en marcha esta semana ensayos con el robot Ona en el barrio del Born de Barcelona. Este proyecto, en colaboración con CARNET y Vaivé Logistics, pretende explorar alternativas sostenibles para la distribución de paquetería en áreas urbanas densamente pobladas, como las supermanzanas.
Tecnología al servicio de la sostenibilidad
El robot Ona forma parte del proyecto Botnet, liderado por el IRI en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este programa tiene como objetivo principal mitigar los problemas medioambientales y de tráfico causados por los vehículos tradicionales de reparto. Según datos del proyecto, el transporte de mercancías de última milla representa el 20% del tráfico y el 40% de las emisiones contaminantes en Barcelona.
El coordinador del proyecto, Àngel Santamaría, explica que estas pruebas son para desarrollar un modelo de reparto eficiente y sostenible. «Estamos estudiando el reparto de paquetería de última milla de manera autónoma o semiautónoma, en calles con alta densidad de población», señala Santamaría. Además, el proyecto evalúa cómo los robots autónomos, como Ona, pueden integrarse en el entorno urbano y cómo son percibidos por los peatones. «Se trata de un robot eléctrico, que no contamina tanto, no hace ruido y tiene un trato amable con las personas», añade.
Un proyecto respaldado por innovación y cooperación
El desarrollo del robot Ona cuenta con una subvención de más de 145.000 euros, otorgada por el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación «la Caixa». Este apoyo forma parte de una convocatoria destinada a financiar soluciones innovadoras frente a desafíos urbanos relacionados con la sostenibilidad y el cambio climático.
Ona es una evolución de un modelo probado previamente en Esplugues de Llobregat en 2022, dentro del proyecto europeo LogiSmile. En esta nueva etapa, los algoritmos técnicos que dotan al robot de inteligencia han sido perfeccionados y se están evaluando en un entorno real.
Barcelona, ciudad laboratorio
El teniente de alcaldía de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo Jordi Valls, destacó el compromiso de la ciudad con la innovación: “Queremos aprovechar la capacidad científica que tenemos y concretarla en mejoras para el bienestar social y el progreso económico”. La iniciativa se enmarca en la estrategia de convertir Barcelona en un laboratorio urbano para probar soluciones innovadoras con impacto positivo en la calidad de vida de los ciudadanos.
Esta estrategia se alinea con el Plan Estratégico de Ciencia e Innovación 2024-2027, que incorpora la transferencia de conocimiento como eje motor de la economía de la ciudad, para que toda la capacidad científica y tecnológica que concentra Barcelona se traduzca en mejoras tangibles para el bienestar social, la sostenibilidad y la transición ecológica, gracias a la transferencia de este conocimiento de excelencia a empresas, instituciones y tejido social.