lunes, septiembre 23, 2024
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Las tarjetas black de Springwater Capital

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Martin Gruschka, directivo de Sprinwater Capital y con cargo honorífico en Nautalia, gastó cerca de 30.000 euros en solo un mes a cargo de una tarjeta de la que no tenían conocimiento los directivos de esta importante agencia de viajes española. Gruschka gastó ese dinero en viajes que no tenían relación directa con la actividad de la agencia, en hoteles de lujo de Ginebra, Luxemburgo y Londres, y también con pequeños cargos en tiendas de ultramarinos, según ha podido saber EstrellaDigital.es. Gruschka está imputado por delitos societarios, apropiación indebida, falsedad en documento privado, insolvencia punible y coacciones por presuntas irregularidades cometidas en esta agencia de viajes con 600 trabajadores.

La denuncia, admitida a trámite y en fase de instrucción en el Juzgado número 42 de Madrid, fue puesta por el exdirector general de Nautalia, Rafael Montoro, un profesional del turismo de dilatada experiencia. Según la denuncia de Montoro, el fondo de capital riesgo luxemburgués Springwater Capital presuntamente fue “vaciando” los fondos de la agencia española y enviándolos a su propia cuenta. Nautalia forma parte del grupo de empresas turísticas llamado Wamos Group, que incluye esta importante agencia de viajes con 200 oficinas y 600 empleados por toda España, además de las sociedades Pullmantur, Global Touroperación, Terranova Directorship y Pullmantur Land & City Tour. La querella asegura que el importe de transferencias que salieron de Nautalia fue de más de once millones de euros con destno a la cuenta de la empresa de capital riesgo Springwater Capital.

Martin Gruschka es el administrador único del fondo de inversión Springwater Capital, que ha realizado cuantiosas inversiones en España. Entre otras está la participación en la sociedad que se ha quedado con el área de viajes de Royal Caribean en España, en la que está incluida Nautalia. Su desembarco formal comenzó comprando la división de gestión documental de Indra, por 17 millones de euros. A principios de este año Rafael Montoro y los responsables financieros de Nautalia descubrieron extraños cargos en una de sus cuentas en el Banco Popular. Las pesquisas les llevaron a descubrir que, sin su conocimiento, tres altos cargos de Springwater estaban cargando sus gastos a tres tarjetas de crédito que ellos ignoraban que estaban en servicio a costa de la compañía. Se trataba de Martin Gluschka, Ignacio Casanova y Mickael Casanova, los dos últimos altos cargos de esta sociedad de capital riesgo. Los cargos más abultados se corresponden a Gluschka, que solo en el mes de noviembre de 2014 gastó cerca de 30.000 euros. El principal cargo se corresponde a la estancia en el hotel Four Seassons de Ginebra –quizás el más caro de la ciudad–, que costó 10.000 euros a las arcas de Nautalia. El administrador único de la sociedad de capital riesgo también se alojó en los hoteles de la cadena en Luxemburgo y Londres. Además, pasó varios cargos más, en los que se incluyen compras en una tienda de ultramarinos. Ignacio Casanova y Mickael Casanova (no son hermanos) cargaron gastos más moderados, casi todos relacionados con alquileres de coches, comidas y billetes de avión, cercanos a los 500 euros cada uno al mes.

Nautalia es una agencia de viajes de grandes dimensiones, en el punto de mira del sector por su situación económica. Royal Caribean se deshizo de parte de sus activos turísticos en España –el grupo Pullmantur– tras reducir a cero su deuda. Aún así retiene el 19% del capital de este grupo, que ahora se llama Wamos. Los dueños del 80% restante son Delion Communications (propiedad de Springwater capital) y la sociedad española Gowaii, agrupados en una sociedad llamada Andros. La base de la denuncia de Montoro está en que Springwater no es socio de este nuevo grupo, por lo que la retirada de capital de la agencia de viajes –que es la empresa del grupo que más factura– no se puede atribuir a un ‘cash pooling’. A la evasión de este capital se une la disposición de fondos de la compañía por medio de tarjetas ocultas a los directivos, como hicieron Martin Gruschka y sus directivos. Dos meses después de la denuncia de Montoro, Gluschka y sus directivos reintegraron los fondos dispuestos en las tarjetas a la cuenta de Nautalia, lo que según fuentes jurídicas evidenciaría que “los cargos no eran apropiados o legítimos”.

Rafsel Montoro informó en febrero, tras su dimisión, a Royal Caribean de los movimientos de fondos de Nautalia en dirección a la cuenta de Springwater Capital.

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