Imagínense a Scarlett Johansson, o a Angelina Jolie, o a Natalie Portman, o a Megan Fox, o a Emma Stone o incluso a Jennifer Lawrence. Y ya puestos, imagíneselas desnudas. Ahora haga lo mismo con Mercedes Milá. ¿A que no es lo mismo? ¿A que la líbido se les ha caído a los pies?
Pues pese a que las comparaciones son odiosas eso es casi lo que nos ha propuesto la sempiterna presentadora de 'Gran Hermano', que ha indicado a todo el personal que «quien quiera ver mis tetas que vaya a Google». Una la verdad no está a estas horas del día, ni a ninguna, para perder el tiempo con semejante espectáculo pero lo malo es que hay tanto depravado en este país que seguro que ahora mismo ya más de uno que estará pegado a ese buscador poniendo su nombre con avidez.
La «moza», no se sabe si orgullosa o avergonzada por ello, nos ha salido ahora con unas declaraciones en las que dice que «mis tetas son conocidas y ya no tengo nada que ocultar». Tus tetas, tu canalillo, tus bragas, tus sostenes y todo lo que has osado mostrarnos a lo largo de las sucesivas entregas de un reality en el que una no sabe a veces quien tiene más protagonismo, si los concursantes o la presentadora.
Por mostrarnos nos has descubierto secretos íntimos, ya fueran tan ordinarios como lo de que se mea en la ducha o simplemente cuestiones familiares, como que su hermano Lorenzo friega estupendamente los platos. Si lo primero es repugnante (ella misma llegó a decir en uno de los programas «pareces la puerca de la Milá»), lo segundo directamente me importa un pepino (ella llegó también a hacer campaña por esta verdura).
Mercedes, que no lleva precisamente los últimos tiempos picando en la mina, ha salido también diciendo que no ve la hora de ir a Menorca a descansar. Eso sí, ha precisado a los paparazzi que la quieran volver a sacar luciendo su delantera que «este año voy a ir con un traje de neopreno hasta arriba». Pues años de salud que gana esta gente. Y todos en general.
Y es que por muchos fans que pueda tener todavía la señora (parece que no son muchos los que sueñan con sus carnes, ante sus insinuaciones de que sigue soltera y sin compromiso) una no cree que pueda interesar mucho el ver a esta señora sin sostén. Sobre todo en tiempos en los que en ese Google del que ella habla pones media palabra y ya te han salido cientos de mujeres en pelota picada y de mucho mejor ver.
Comprar una revista en la que se puedan vender las tetas de la Milá es como para los amantes del porno pagar por verlo, una «sobrada«. Ni tan siquiera aunque se pusiera en pantalla como las presentadoras de 'Desnudando la noticia', ese canal deportivo venezolano en el que comentan las ídem en pelotas, a una le entrarían ganas de buscarla en Google. En su casa quizás sí, para decirla que ya está bien, que una no se merece eso.
La mosca