En tiempos en que dos jugadores negros de apenas 19 años, como Mbape y Dembelé valen, según dicen al menos sus clubes, más de 150 millones de euros, a nadie debería sorprender que las tetas de Alba Carrillo, o mejor dicho el poder verlas, tengan un precio de un millón de euros. Es más, yo diría que es algo más razonable que lo de los dos imberbes futbolistas, que a su edad no han empatado todavía con nadie.
Quizás por eso la modelo, presentadora y, sobre todo, ex de Feliciano López y Fonsi Nieto, exige ahora esa cantidad a quien quiera que enseñe sus pechos y, ya puestos, cuente en una entrevista todos sus deseos sexuales más secretos, que sin duda podrían ser más que interesantes después de haber confesado durante su estancia en la isla de Supervivientes que le gusta que la 'empotren', y no precisamente en lo que se refiere a darla un empujón fuerte contra una puerta o pared.
Alba sabe que este es su momento, que quizás dentro de unos meses no quiera saber de ella no ya Jordi González, al que parecen salirle más granos en su ya por sí deteriorada piel cada vez que le mentan a la chica, sino su propia madre, la misma que ahora, por haber llevado a su hijo a los estudios de Telecinco el día de la última gala del reality, le ha dado un protagonismo extra por la demanda del piloto de motos metido ahora a dj.
Por eso le han ofrecido ya una cantidad por ese pack de topless y entrevista picante, y por eso ella ha rechazado la misma e incluso ha puesto ese precio de algo más de un millón de euros, como si fuera Robert Redford el que la estuviera haciendo esa proposición deshonesta.
Como ocurre con las variantes de esos dos negritos que quieren, entre otros, Barcelona y Real Madrid, las de Alba incluirían la opción de desnudarse sin desnudarse, es decir de posar sin ropa pero sin que se la vieran los pezones. Sobre todo porque eso no sería nuevo para ella, ya que la ahora modelo, diseñadora de moda, presentadora y hasta estrella del verano televisivo hace diez años ya participó en el programa Supermodelo y se desnudó tapándose sus pechos con la técnica del bodypanting,muy de moda entonces.
La verdad es que una no ve mucha diferencia, sobre todo si se trata de que no te vean cómo tienes los pezones, porque en aquel entonces se podría apreciar perfectamente los de Alba. Lo que no confesó en aquellos tiempos fue lo del 'empotramiento' ni mucho menos lo de que «por el culo, no», en cuanto a sus gustos a la hora de practicar sexo, que sí reconoció en la isla. Con lo amante del sexo que parece ser, al menos le recriminó a Feliciano que no le gustara mucho practicar sexo con ella cuando estaban casados, no me la imagino apostando únicamente por el 'misionero'.
Las malas lenguas, ya se sabe, las redes sociales, dicen que si pide tanto dinero no es por salir más o menos desnuda sino porque si te van a criticar, por aquello de comparar las tetas que tenía entonces, hace diez años, con las de ahora, que al menos te den mucho dinero por ello, por aquello de que las penas con pan… Claro que, más que lo que le han criticado ya…
La mosca