Este viernes se han cumplido 21 años del asesinato de Sandra Palo, una joven de 22 años cuyo brutal asesinato a manos de cuatro jóvenes (tres de ellos menores en ese momento) conmocionó a toda España el 17 de mayo de 2003. La Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo de la Comunidad de Madrid, se iluminó este viernes de azul, el color favorito de Sandra, en su memoria. Este crimen fue uno de los más impactantes y escalofriantes en la historia del país, dejando una marca imborrable en la crónica negra de nuestra nación.
Los perpetradores, conocidos como ‘El Malaguita’, ‘Ramón’, ‘Ramoncín’ y ‘El Rafita’, llevaron a cabo un acto de extrema crueldad contra Sandra Palo, quien tenía una discapacidad intelectual leve a causa de un accidente de tráfico. La joven fue asesinada de manera brutal en un callejón de Leganés, cerca de una empresa en la carretera de Toledo (N-401), cuando regresaba a su hogar en el barrio de Las Margaritas tras pasar la tarde con sus compañeros del taller ocupacional al que asistía.
Los cuatro jóvenes la secuestraron en una parada de autobús, la violaron en grupo, la atropellaron repetidamente y, aún con vida, la rociaron con gasolina y le prendieron fuego. La barbarie de este crimen no puede ser olvidada, sin importar cuánto tiempo pase. El nombre de Sandra Palo sigue resonando desde aquel fatídico 17 de mayo, especialmente entre quienes la conocieron. Sus sueños fueron truncados de manera abrupta, y no pudo continuar su vida llena de alegría. Al día siguiente, su hermano menor iba a hacer la comunión. Sin embargo, sus asesinos continúan con sus vidas; algunos incluso han reincidido en diversos delitos.
La joven había salido a tomar algo con sus compañeros del taller ocupacional y se dirigía con un amigo a una parada de autobús. Ambos esperaban subir al autobús, y Sandra planeaba bajarse en su barrio de Las Margaritas, en Getafe. Sin embargo, se cruzaron con sus asesinos, quienes la obligaron a subir a su coche tras amenazarles con un cuchillo. Sandra intentó escapar y se resistió con todas sus fuerzas, pero fue retenida violentamente. Los criminales la llevaron a un callejón en Leganés, donde tres de ellos la violaron. Posteriormente, para no dejar pruebas, decidieron asesinarla. ‘El Malaguita’ la atropelló repetidamente, pero al darse cuenta de que aún estaba viva, compraron gasolina, la rociaron y la quemaron. Sandra falleció a causa de las quemaduras.
El cuerpo de Sandra fue encontrado a la mañana siguiente por un camionero, con la cabeza cubierta por una bolsa grapada al cuello. La investigación comenzó de inmediato, aunque el Citroën ZX verde oscuro utilizado nunca fue localizado, ya que se cree que lo quemaron y lo arrojaron a un barranco. Sin embargo, los asesinos fueron detenidos en junio de 2003 y juzgados en 2005, recibiendo condenas por secuestro, violación y asesinato. Estas sentencias fueron consideradas insuficientes por la familia de Sandra, ya que el Código Penal no se había actualizado adecuadamente. María del Mar, madre de Sandra, pidió repetidamente una revisión y reforma de la Ley del Menor en España, una normativa que permitió a tres de los asesinos de su hija quedar en libertad en ocho años o menos y continuar delinquiendo.
María del Mar ha expresado su dolor en numerosas entrevistas y ha luchado incansablemente por mantener viva la memoria de su hija. Getafe ha dedicado un monolito con una placa en el parque de Castilla La Mancha en honor a Sandra.