Seis años han pasado ya desde que Esther Arroyo sufriese el fatídico accidente de tráfico que quitó la vida a su amigo Ulises y dejó heridas en ella y en su marido. Ahora tras el aplazamiento del juicio, la actriz concede una entrevista para Beatriz Manjón en ABC.
De sus palabras se desprende tristeza. Esther se muestra desesperada por la forma de actuar de la aseguradora: «Pelayo, la aseguradora, argumentó que había recibido una documentación por sorpresa que le producía indefensión, cuando lo cierto es que la tiene desde 2010. Si nadie lo remedia, el 10 de octubre se cumplirán seis años de espera, en parte por negligencia del juzgado de Barbate, en parte por desinterés de la aseguradora en negociar».
Además contradice la versión de aquellos que le acusan a ella de este aplazamiento: «Soy la víctima, pero se me quiere hacer parecer culpable, como si mis pretensiones fueran desproporcionadas. Se intenta, además, que el causante del accidente parezca otra víctima. Como consecuencia del golpe sufrió lesiones, pero fue su imprudencia la que causó la colisión». Esther tampoco enmudece al hablar de los seis millones de euros de indemnización que pide: «Es lo que el juez ha obligado a ingresar como fondo en el juzgado, no lo que yo pido. Lo que a mí me corresponda lo decidirá el juez si no se llega a un acuerdo».
Una indemnización que reclama por «el derecho a rehacer mi vida, porque recuperarla es imposible. No percibo ningún sueldo, la invalidez permanente me impide desempeñar el trabajo que hacía, y además tengo gastos de rehabilitación de por vida, porque mi pierna se me acorta dos centímetros cada dos por tres».
Un dolor que Esther lleva diariamente: «He luchado por vivir el día a día, sin esperar, y lo conseguí gracias a mi última operación. Pero desde el aplazamiento el día a día ha vuelto a ser un horror. Me despierto queriendo que llegue la noche. El primer impulso de la mañana es tomar algo para dormir el día entero».
La angustia de la que fuese una de las concursantes de '¡Más que baile!' ha afectado mucho a toda su familia que intentan levantarle el ánimo: «A mi marido le pido paciencia y le pido perdón porque no soy capaz de llevar muchas veces esta situación y entiendo que la carga es para todos. Siento que no puedo aportar nada, ni económicamente ni personalmente, y me siento culpable. También le pido perdón a mi madre, a mi familia».
Su hija pequeña y su hijo mayor son su mejor apoyo e intentan ayudarla siempre que puedan: «He tenido que hablar con ella para explicarle que mamá no está enfadada con ella. Imagínate la situación, que hasta mi hijo de 20 años se ha ofrecido a mandarme una beca que ha conseguido por sus buenas notas».
En las palabras de Esther se aprecia la tristeza y el desgaste de los seis años que lleva viviendo este drama. Ella lo tiene claro, solo pide «no quiero mirar atrás, lo que reclamo es mi derecho a mirar hacia delante».