A sus 63 años, la cantante y actriz María José Cantudo no conoce el significado de la palabra pudor. Ataviada únicamente con una falda plisada negra, un picardías de encaje atado con lazada en la parte frontal, completamente abierto, y un sujetador negro, la precursora del destape dejaba con la boca abierta a los asistentes al evento que pudieron comprobar en sus propias carnes como la Cantudo se siente muy orgullosa de su ‘maduro’ cuerpo’.
Este fin de semana se le rindió un homenaje en la sala but, donde el espectáculo de variedades ¡Que trabaje Rita! quiso brindarle su admiración en su ‘Gran Teatro de Revista’. Otra de las artistas invitadas fue Susana Reche, stripper y bailarina de Alaska en sus giras y conciertos.
“Más música y plumas que nunca”. Así rezaba el cartel que anunciaba esta gran noche llena de glamour del de antaño, colorido, brillo y, sobre todo, mucho humor. Los asistentes se agolpaban para hacerse una foto con la mítica artista, que, encantada de haberse conocido, no paraba de posar y sonreír al público.
Numerosos performances se agolpaban para situarse al lado de su ídolo, que tras cantar su tema más conocido, el pasodoble de ‘Los Nardos’, se convirtió el en centro de todas las miradas de su público más fiel, el gay. La abanderada de lo liberal adora a sus fans y así se lo demostró a todos los que fueron a disfrutar de su llamativo show.
Un accidente
María José estaba subida a una escalera cuando, tras un movimiento desafortunado, calló de ella. Lo peor es que su pequeña perrita se encontraba a los pies de la misma, por lo que tuvo que esquivarla y apoyar su brazo izquierdo para no aplastarla.
La actriz acudió al Hospital Quirón San Camilo, en la calle Juan Bravo, cerca de su domicilio, para ser tratada de la triple rotura. Ahora parece haberse recuperado totalmente de este percance, por la dosis de baile que dio en el escenario.
Diversas polémicas
Tras sus enfrentamientos varios en distintos platós de televisión y, finalmente, en los juzgados, la que fuera mujer del empresario teatral Enrique Cornejo le ganó a la batalla a la cantante Blanca Villa, que la acusaba de haber usado su voz durante su carrera profesional. Villa tuvo que indemnizar a Cantudo con 300.000 euros, llegando hasta el punto de tener que subastar su casa para poder hacer frente a los pagos.
Este brutal enfrentamiento llevó a otro con Bárbara Rey, que defendió a pies juntillas a Villa durante todo el proceso judicial, asegurando que Cantudo era una farsante. Su enemistad venía de lejos, gracias a su competitividad en el cine durante la época del destape, en la que ambas fueron pioneras.