El mercado respalda la decisión de Alierta y Telefónica se dispara en Bolsa

César Alierta pertenece al selecto grupo de grandes empresarios españoles cuyos nombres se han grabado en el subconsciente de todos los ciudadanos como principio y final de una empresa. Un exclusivo grupo de gigantes que parecen pertenecer ya a épocas pasadas. Cómo lo fue en su momento Emilio Botín o lo es aún Amancio Ortega.
Por ello, el anunció de Alierta de dar un paso atrás en Telefónica ha contado con el respaldo del mercado. Un júbilo casi desmedido a la vista de lo que ha representado durante 16 años el directivo maño. A las 12:33 de la mañana, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha publicado el hecho relevante de la salida de Alierta y la entrada del nuevo presidente José María Álvarez-Pallete, que deberá ratificar el Consejo de Administración el próximo 8 de abril. En ese momento, la cotización de Telefónica se ha disparado, del 0,6% de subida que exhibía hasta ese momento, al 1,45% con el que ha cerrado. Entre medias, la acción ha llegado a superar el 2%.
La compañía se enfrentará en los próximos años a uno de sus mayores retos, la nueva era digital que absorberá a Telefónica y otras ‘telecos’. A sus casi 71 años, Alierta ya no contaba con el aire suficiente para un reto de semejante envergadura. Hacía tiempo que el zaragozano preparaba su salida. Su situación personal, los últimos años de la firma y la exigencia del futuro habían convencido a Alierta de que era el momento de decir adiós.
Difícil año personal
Apenas un año antes, 5 de abril de 2015, el zaragozano daba sepultura a la que había sido su mujer durante 50 años, Ana Cristina Placer. También zaragozana, fue siempre el pilar más importante sobre el que se sostuvo Alierta. “Mi pasado, mi presente y mi futuro”, así la definió en su sepelio. Aunque el golpe fue duro (algunos allegados señalaron que Alierta apenas podía hablar), más duros habían sido los últimos años. Placer estaba aquejada de una enfermedad pulmonar que desembocó en un cáncer y Alierta -que hasta 2000 fue presidente de Tabacalera- asumió la pesada carga de ver a su esposa languidecer.
Tras la defunción de Placer, el expresidente asumió que no sería él quién afrontase el nuevo reto de la empresa. En verano dio los primeros pasos para abandonar su puesto en la compañía. Ya en octubre, salió el nombre de uno de los hombres fuertes de Alierta: el director general de Estrategia y máximo responsable de Latinoamérica, Santiago Fernández Valbuena. También pasó más tiempo con Álvarez-Pallete, que era consejero delegado, hasta la última decisión de su salida.
Deuda desorbitada
La evolución de la empresa desde su llegada también han pesado sobre él. Por ello, era más consciente que nadie de que la empresa necesita aire fresco para volver a despegar. Alierta llegó a la empresa más grande de España, con una capitalización superior a los 80.000 millones, que doblaba a la segunda y tercera: Santander y BBVA. Ahora, vale menos de 50.000 millones y es la tercera por capitalización en España, por detrás de Santander (57.500 millones) e Inditex (92.500 millones). Además, Telefónica figura entre las empresas más endeudadas, con cerca de 50.000 millones de deuda que absorben una gran cantidad de recursos en intereses.
Aunque quizá, el dato que más pesaba sobre Alierta era la evolución que había tenido con él cualquier accionista. En sus 16 años, un inversor que hubiera mantenido su dinero en Telefónica ha perdido un 20% de su valor (sumados dividendos pagados y valoración de las acciones). Y es que la acción de Telefónica ha caído desde los 20 euros a los 9,7 euros, más de un 50%. Alierta había sido incapaz de cumplir con la principal función de un presidente de una empresa, crear valor para sus accionistas.
Los contratiempos que enfrentó
La evolución de Telefónica en la ‘era Alierta’ se ha caracterizado por el profundo cambió que llevó a cabo y el desarrollo internacional de la firma. Con el maño al frente, la compañía ha multiplicado por cinco sus clientes, de los 68 millones a los 322 millones. También ha sido pionera en desarrollar grandes inversiones, la última ha sido la compra de Digital+ en España.
Pese a la expansión de la firma no ha conseguido superar algunos de sus males. El primero fue el pinchazo de las ‘puntocom’, Telefónica fue la primera en reconocer que lo pagado por las licencias UMTS en Europa ya no tenía ese valor. Terra también fue un fiasco para la compañía. Además, la evolución de las nuevas tecnologías ha sido un hándicap en contra de las grandes ‘telecos’ europeas. Tan solo Vodafone ha mejorado datos de Telefónica, las demás se han resentido de ello.