es el título de esta biografía de casi setecientas páginas, que publica ahora Planeta, todo un acontecimiento en Brasil, donde Coelho es «como un dios», y traducida ya a 20 idiomas.
Un libro que le ha llevado a Fernando Morais ha adentrarse por primera vez en el universo del autor de El alquimista, a través de tres años de contacto diario, investigación y análisis minucioso de sus diarios personales, 170 cuadernos y 94 cintas de casetes de hora y media de duración, que el escritor brasileño iba escribiendo y grabando desde que tenía 10 años hasta los 50.
Un material que estaba en un baúl cerrado con candados en la casa del escritor en Brasil y que Coelho quería que se quemase cuando él muriera, según tenía escrito en su testamento -un texto que cambia una vez al año-, pero al que finalmente pudo acceder Morais, a cambio del reto que le lanzó Coelho: que descubriera quién fue el militar que le arrestó y torturó en 1969, según relata el biógrafo.
Una vez hallado el personaje, Morais abrió la caja de pandora, y en ella descubrió «un material bomba», testimonios de una vida salvaje salpicada con toda clase de sufrimientos desde que nació.
«Lo raro es que esté vivo»
«La sorpresa es que esté vivo. Nació prácticamente muerto, por problemas con el líquido amniótico que le causaron una lesión enorme en el pulmón, sus padres, muy conservadores, le metieron en una escuela de jesuitas, donde todo era pecado y cuando llega a la adolescencia reacciona a este cristianismo metiéndose al satanismo, con brujerías y sacrificios de animales domésticos. Se convierte en un rebelde pésimo alumno», explica Morais.
A esto le siguieron la reclusión en tres centros siquiátricos, los electrochoques, la experiencias con toda clase de drogas (viajó por todo el mundo para conocerlas), el teatro sin rumbo, las relaciones abiertas con sus parejas y sus experiencias para saber si era homosexual o no, el testimonio de cuando aplastó un cigarrillo en la pierna de la que entonces era su novia, y una frustración, «porque él desde que era pequeño quería ser escritor y esto no llegaba», argumenta el biógrafo.
Se hace millonario cuando era joven con la música, pero Coelho no quería, hasta que llega el punto de inflexión, en febrero de 1982, cuando hace un viaje por Europa como hippy rico y tiene una revelación en el antiguo campo de concentración de Dachau (Alemania).
Y ahí, en palabras de Morais, el escritor se transforma: abandona las drogas, el satanismo, los matrimonios múltiples y se casa con la mujer que vive hoy.
Después aparecerá El Camino de Santiago, «lo más simbólico de su vida», y el éxito con la obra El peregrino.
Un hombre realizado
«Hoy Coelho es un hombre realizado que conecta con millones de gentes de todo el mundo, que gusta a políticos y gente de todo el planeta, que sorprende por su sencillez y humildad, que no vive como una estrella y que sin hacer ruido da mucho dinero a los más desfavorecidos», recalca este biógrafo, quien considera que la vida de Coelho es «un regalo» para cualquier periodista y escritor.
«En Brasil la gente me dice que Coelho no espera nada ya, no quiere el Nobel, sólo le queda ser santo», concluye Fernando Morais.