La senadora y exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha muerto en la mañana de este miércoles tras sufrir un infarto fulminante. La última aparición pública de la histórica dirigente 'popular', de 68 años de edad, tuvo lugar el pasado lunes en el marco de la investigación sobre un presunto caso de corrupción cuando acudió a comparecer de forma voluntaria ante el Tribunal Supremo. Su fallecimiento repentino ha causado una enorme conmoción en el mundo político.
El deceso de la senadora fue certificado a pocos minutos de la nueve de la mañana por los servicios de emergencia de la comunidad de Madrid (SUMMA) que la atendieron en el hotel Villa Real, donde Barberá había pasado la última noche. Los sanitarios recibieron una llamada del céntrico hotel madrileño a las siete de la mañana, alertando de que la exalcaldesa había sufrido una parada cardiorrespiratoria. Fue imposible revertir la situación tras varios intentos por reanimar a la exalcaldesa. Un portavoz del SUMMA ha confirmado que el equipo médico le practicó sin éxito una reanimación cardio-pulmonar durante más de 30 minutos. Una comisión judicial ha ordenado el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia.
Barberá, una de las históricas dirigentes del PP tras más de 24 años al frente de la alcaldía de Valencia, estaba atravesando momentos de una gran tensión tras la campaña de acoso y derribo a la que le habían sometido los medios de comunicación una vez que el Tribunal Supremo la había imputado por un presunto delito de blanqueo de dinero del grupo popular en el Ayuntamiento de Valencia a través de operaciones conocidas como 'pitufeo' cuando era alcaldesa de la capital levantina. Algunos cargos locales habrían cobrado comisiones ilegales que podrían haber transferido a la sección local del partido para financiarlo.
La senadora, actualmente en el Grupo Mixto después de ser expulsada del Grupo Parlamentario Popular por la investigación del Supremo, se encontraba acechada por la sombra de varios delitos de corrupción y había sido víctima en los últimos meses de ataques feroces y críticas descarnadas por parte de medios de comunicación y partidos políticos, incluidos muchos de sus compañeros de filas. Hasta hace bien poco estaba extraordinariamente bien considerada por su trayectoria política por Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría. Sin embargo, Barberá ha fenecido en el más absoluto aislamiento político al que le había sometido su propio partido.
Los casos de presunta financiación irregular en el PP valenciano y las sospechas de corrupción acorralaron a la exalcaldesa, Sin embargo, ella se aferró al cargo pese a las voces internas del partido que le exigían un paso atrás. «Soy una persona honrada, no soy corrupta ni desde el punto de vista económico ni moral», llegó a afirmar el pasado mes de febrero Barberá, quien consideraba que nadie desde su partido le había pedido que dimitiera.
Consternación en el mundo político
El fallecimiento de Barberá ha causado un aluvión de reacciones políticas y una tremenda conmoción. En el Congreso de los Diputados, se ha guardado un minuto de silencio al comienzo de la primera sesión de control al Gobierno en la Cámara Baja, con la ausencia de los parlamentarios de Unidos Podemos.
Uno de los primeros en lamentar la muerte de Barberá ha sido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Visiblemente afectado, el líder conservador ha trasladado a su familia el pesar de la dirección del partido. «Estoy enormemente apenado«, ha señalado. También ha recordado que dedicó toda su vida al Partido Popular y a Valencia, donde fue alcaldesa durante 24 años.
Otro excompañero de partido que ha lamentado su repentina muerte ha sido el ministro de Justicia, Rafael Catalá, que ha relacionado el fallecimiento de la exalcaldesa de Valencia con las críticas recibidas últimamente. El titular de Justicia ha dicho que siente que en los últimos meses haya sufrido tanta «crítica injustificada» y se hayan dicho «tantas barbaridades» sobre ella que «cada uno tendrá sobre su conciencia».
En la misma línea se ha expresado el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, quien ha asegurado que Barberá sufrió un «linchamiento» político y mediático, con el que se traspasaron «todas las fronteras». «No se lo merecía», ha señalado en los pasillos del Congreso la diputada Celia Villalobos. El expresidente del Congreso, Jesús Posada, ha destacado la «cacería totalmente injustificada» de la que estaba siendo objeto, mientras la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, ha dicho que le causa gran tristeza y que es «una pena».
Dirigentes políticos de otras formaciones también han expresado su pésame por la muerte de Barberá. Entre ellos el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, o el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, quien ha señalado que «con independencia de los actos que cometió, hay que respetar a las personas aunque no se compartan las ideas».
El Ayuntamiento de Valencia ha aprobado por unanimidad decretar tres días de duelo oficial y que sus banderas ondeen a media asta por el fallecimiento de la exalcaldesa, así como trasladar las condolencias y el pésame a su familia y personas próximas.
Samuel Jiménez