viernes, octubre 18, 2024
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Consejos para proteger a los niños durante las olas de calor

La AEMET pronostica que 2024 será uno de los veranos más calurosos desde que se tienen registros

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Con el inicio del verano, las olas de calor se convierten en una preocupación predominante. Padres y madres se preocupan especialmente por el bienestar de sus hijos ante el incremento de las temperaturas, una situación que puede desencadenar graves incidentes de salud si no se toman las precauciones necesarias.

Según la Agencia Estatal de Meteorología, una ola de calor se caracteriza por episodios de temperaturas anormalmente altas que se mantienen durante varios días y afectan a una parte considerable del territorio. En el verano de 2023, España experimentó cuatro olas de calor, sumando un total de 24 días bajo estas condiciones extremas, siendo uno de los veranos más calurosos registrados, solo superado por 2022 y 2003. Para 2024, la AEMET ya pronostica que será uno de los veranos más calurosos desde que se tienen registros, lo que exige extremar las precauciones, especialmente con la población infantil.

El doctor Ignacio Manrique Martínez, coordinador del Comité Asesor de Soporte Vital Pediátrico de la Asociación Española de Pediatría, destaca que los niños, especialmente los menores de 5 años, son extremadamente vulnerables a la hipertermia, también conocida como insolación. Esta vulnerabilidad se debe a su menor reserva de agua y un mecanismo de sudoración poco desarrollado, lo que provoca que su temperatura corporal suba de 3 a 5 veces más rápido que en un adulto. Además, su sistema respiratorio en desarrollo los hace más propensos al agotamiento por calor.

¿Cómo detectar los síntomas en niños?

Un niño que sufre un golpe de calor puede presentar una serie de síntomas preocupantes. Entre los más comunes se encuentran los mareos, los vómitos, y la elevación de la temperatura corporal por encima de los 40°C. También puede experimentar cefalea o irritabilidad, así como taquicardia. En los casos más graves, estos episodios pueden llevar a desmayos, pérdida de conciencia o convulsiones.

Es crucial estar atentos a otros signos que pueden indicar un golpe de calor, tales como piel seca y muy caliente, fatiga excesiva, debilidad, respiración superficial y rápida, o calambres musculares. Estos síntomas adicionales son especialmente preocupantes porque pueden ser potencialmente mortales si no se tratan a tiempo.

Recomendaciones para proteger a los niños

María Luz García, jefa del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Universitario Severo Ochoa, sugiere varias medidas para minimizar el riesgo de que los niños sufran un golpe de calor. Una de las recomendaciones más importantes es asegurar una hidratación constante. Los padres deben garantizar que los niños beban agua con frecuencia, evitando las bebidas azucaradas y con cafeína, ya que estas pueden contribuir a la deshidratación.

Otra medida crucial es vestir a los niños con ropa adecuada. Esto implica usar prendas ligeras, holgadas y de colores claros, que permitan una mejor circulación del aire y reflejen el calor. Además, es recomendable que los niños lleven gorras o sombreros para proteger la cabeza y la cara de los efectos directos del sol.

Es fundamental evitar la exposición al sol durante las horas pico de calor, generalmente entre las 11:00 y las 16:00. En su lugar, se debe fomentar el juego en áreas sombreadas. Mantener a los niños en ambientes frescos, preferiblemente con aire acondicionado, es ideal durante las olas de calor. Si no se dispone de aire acondicionado en casa, visitar lugares públicos frescos como centros comerciales o bibliotecas puede ser una buena alternativa.

Permitir que los niños jueguen con agua, ya sea en piscinas, aspersores o con mangueras, es una excelente manera de mantenerlos frescos. Sin embargo, es importante asegurarse de que tomen descansos frecuentes en la sombra y se mantengan bien hidratados. Dar baños o duchas tibias también puede ayudar a bajar la temperatura corporal de manera efectiva.

García enfatiza la importancia de enseñar a los niños mayores a reconocer los signos de sobrecalentamiento, como sentirse mareados, con náuseas o extremadamente cansados, y a informar a un adulto si se sienten mal. Proporcionar comidas ligeras y frescas, como ensaladas o sopas frías, y evitar los alimentos pesados y calientes, también puede ayudar a mantener la temperatura corporal bajo control.

El uso de protector solar con un alto factor de protección es esencial para evitar quemaduras solares, que pueden aumentar la temperatura corporal y el riesgo de deshidratación. Es necesario aplicar el protector cada dos horas para asegurar su efectividad.

Finalmente, en campamentos y actividades al aire libre, es crucial seguir protocolos específicos para proteger a los niños de las olas de calor. Estas medidas ayudarán a reducir significativamente los riesgos asociados con las altas temperaturas y garantizarán un entorno seguro y agradable para los niños y adolescentes en estos espacios.

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