Bruselas y Pekín negocian un precio mínimo para los vehículos eléctricos

La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a las importaciones llegadas de prácticamente cualquier lugar del mundo, ha empujado a los países a buscar nuevas alianzas comerciales.
En el caso de la Unión Europea, su intención es reforzar su relación comercial con China. Sin embargo, Bruselas no quiere que Europa se convierta en el destino de millones de productos chinos a bajo precio, porque esto podría afectar a las industrias de la región. Por eso, ha comenzado a negociar medidas que permitan regular el comercio sin necesidad de recurrir a los aranceles.
Aranceles europeos a los coches eléctricos chinos
El año pasado, Bruselas tomó la decisión de imponer aranceles a los coches eléctricos importados de China, con el objetivo de proteger la industria local.
La Comisión Europea acusó al Gobierno chino de aplicar subsidios estatales en toda la cadena de suministro, lo que permite a las factorías fabricar coches eléctricos a un coste tan bajo que las empresas europeas no pueden competir con ellos. Como consecuencia, se impusieron aranceles de entre un 7,8 % y un 35,3 % a diferentes empresas automotrices chinas.
China respondió iniciando investigaciones relativas a importaciones de especial relevancia para los países de la Unión Europea.
Sin embargo, desde que Trump anunció su guerra arancelaria hace unas semanas, la Unión Europea y China han estado intentando acercar sus posturas.
Un precio mínimo
Bruselas y Pekín se sentaron hace unos días a la mesa para negociar los aranceles a las importaciones de baterías de vehículos eléctricos de China. En ellas se propuso establecer un precio mínimo para los coches importados de China, lo que eliminaría la necesidad de mantener los aranceles actuales o incluso establecer algunos nuevos.
La Unión Europea también ha pedido a China que resuelva la cuestión sobre los subsidios a sus empresas a través de compromisos que sean medibles.
El temor a la "oleada" de exportaciones
La situación de conflicto comercial entre China y Estados Unidos puede llegar a afectar de manera directa a Europa. Existe el temor a que Pekín redirija todos esos productos que ya no va a vender en territorio estadounidense a Europa, lo que podría afectar a las empresas de la zona.
Los economistas han alertado de que los fabricantes chinos podrían empezar a exportar en masa sus bienes a la Unión Europea, lo que ha llevado a la Comisión Europea a poner en marcha un grupo de trabajo para hacer frente a esta amenaza.
A pesar de ello, la propia Comisión ha anunciando que la Unión Europea no se va a desvincular de la economía china, que es precisamente una de las exigencias de Donald Trump para rebajar los aranceles impuestos al bloque comunitario (que por el momento están suspendidos).
China ya ha advertido de que tomará medidas para salvaguardar sus derechos e intereses si Estados Unidos y la Unión Europea llegan a un acuerdo que suponga su exclusión de las relaciones comerciales internacionales.
La Comisión Europea, por su parte, ha tratado de distanciarse de esta polémica. Arianna Podestà, portavoz adjunta de la Comisión, ha señalado que "tenemos negociaciones comerciales en curso con nuestros homólogos estadounidenses. Es una negociación entre dos partes y las dos partes están discutiendo cuáles son los elementos en los que se puede alcanzar un resultado beneficioso para todos. Esto es distinto de nuestra relación con China".
Podestà también destacó que la política con respecto a China "sigue siendo la misma", basada en la "vinculación, no en la desvinculación".
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, mantuvo en un primer momento una postura más beligerante hacia China, pero ha cambiado de parecer en las últimas semanas. "En respuesta a la perturbación generalizada causada por los aranceles estadounidenses, la presidenta Von der Leyen subrayó la responsabilidad de Europa y China, como dos de los mayores mercados del mundo, de apoyar un sistema comercial fuerte y reformado, libre, justo y basado en la igualdad de condiciones", señala un reciente comunicado de la Comisión.
No obstante, la presidenta ha destacado que Europa no puede absorber el exceso de capacidad productiva de China ni va a aceptar las prácticas de dumping en su mercado. Por eso, la Comisión está ahora más abierta a negociar con China nuevos acuerdos comerciales que sean beneficiosos para ambas partes.