Una densa nube de cenizas y polvo se elevó hasta 4 kilómetros de altura el pasado 23 de diciembre en la ciudad japonesa de Aira, al sur de la isla de Kyūshū (la tercera más grande de Japón), tras la erupción del volcán Sakurajima, que está considerado uno de los más activos del país.
Esta actividad volcánica, que se venía registrando días antes según los datos recogidos por el Centro de Alerta de Cenizas Volcánicas de Tokio (el VAAC, por sus siglas en inglés), alcanzó su máxima intensidad el día 23 y provocó que las autoridades locales advirtiesen de posibles peligros para la salud debido a las altas concentraciones de cenizas en el aire.
También se emitieron códigos de aviso para la aviación, ya que la la nube de cenizas se extendió «a distancias significativas», lo que reducía la visibilidad y representaba riesgos para la aeronavegabilidad.
El volcán Sakurajima está situado en la denominada caldera volcánica de Aira y es uno de los más de 100 volcanes que hay en el archipiélago japonés. Los avisos por la peligrosidad de la nube de cenizas ocasionada por el Sakurajima se desactivaron el mismo día 23, alrededor de cinco horas después del inicio de su actividad.