Cuarenta sí, cuarenta no. No, no hablo de la emisora musical de Prisa, sino de la edad en la que está, ya más cerca incluso de los cincuenta, toda una diva televisiva como Susanna Griso. En vez de estar celebrando la buena acogida de Dos días y una noche, el espacio que estrenó con éxito el pasado viernes, la periodista de Antena 3 anda molesta y cabizbaja porque una periodista ha titulado una entrevista que le hizo con la frase «No me he operado los labios ni me he hecho un lifting«.
¿Habrase visto tamaña desfachatez? ¿Cómo alguien puede poner en duda la naturalidad de esos labios, como si de una émula española de Angelina Jolie se tratara? Curiosamente, la Griso ha tenido que salir a la palestra en 'Papel', otro suplemento de El Mundo, para desmentir a otro suplemento del mismo periódico, 'La Otra Crónica', donde se puso en duda su fachada.
Ahora dice que no le molesta que le digan si se ha operado los labios, «porque no es verdad», pero sí se enoja cuando la preguntan por si se ha hecho un lifting, «me pregunto que cuántos años pensarán que tengo. ¡Tengo 46!«.
Ya decía su compañera de profesión Marta Robles, cuando presentó su novela 'Diario de una cuarentona embarazada' que «antes, una mujer a partir de los 40 era como si desapareciera del mapa. Dejaba de existir. Además, el término cuarentona se usaba de forma peyorativa. Hoy en día, el resurgir de una mujer se produce a partir de las cuatro décadas. Puedes hacer de todo».
Y qué decir de la siempre espectacular Gwyneth Paltrow, que afirmó al llegar a esa barrera que «me veo más joven que nunca y mucho más enérgica», o de la mismísima Cameron Díaz, que puntualizó que «excepto quizá por los inevitables cambios físicos, me siento mejor ahora a los 40 que a los 25«.
Mentiras al margen (que le pregunten a un hombre si prefiere una mujer de 40 o dos de 20), por mucho que, según los especialistas, llegados los 40, «la mujer experimenta una segunda adolescencia, por aquello de que su cuerpo, biológicamente hablando, se prepara de nuevo para un terremoto hormonal», lo cierto es que quizás lo que más haya dolido a la presentadora de Antena 3 es el hecho de que se haya puesto en entredicho su capacidad intelectual.
Como ella misma se ha preguntado, «Joder, ¿eso era lo más destacado de lo que dije? La cosa me preocupa, porque cómo sería el resto». Tranquila Susanna, seguro que mucho más profundo, pero parece mentira que no sepas lo de que «no dejes que la verdad te estropee un buen titular». En tu caso lo de «la verdad», por mucho que todo lo que dijiste lo fuera (hasta lo de los labios), debería sustituirse por «lo interesante».
Menos mal que al menos tienes muy claro que «si una hace preguntas por oficio, toca responderlas. Sean cuales sean. Sí, incluso sobre la reencarnación«. Lo que estaba de más era que en la réplica te saliera esa vena feminista que toda mujer lleva dentro, «espero que algún día les formulen esas mismas preguntas a los hombres».
Créeme que, como he podido ver más de una vez en entrevistas a actores y presentadores, esas cuestiones también se las hacen a ellos. El «momento marujo» que dices haber capeado con «bastante arte«, no sólo tiene lugar contigo. Tú, ni eres el último mono ni el ombligo de la profesión. Modestia Susanna, modestia. Y disfruta de tus 46 primaveras tan bien llevadas. Te hayas o no operado, lo que a mí me importa lo mismo que el futuro ganador de Got Talent.
La mosca