Mi amiga Violeta Yangüela escribió en 2012 un artículo desde la Republica Dominicana que tituló “FEMINICIDIOS”: “Psicólogos y psiquiatras expresan su asombro y desconcierto por el número de los feminicidios ocurridos allí en los primeros meses de éste año 2024 y especialmente en 2023. Si pudiera verlo hoy en España, vería que ocurre lo mismo, solo que allí no tienen que yo sepa actualmente una Ley de Violencia de Género, impulsada desde el partido socialista (PSOE) la Pajin, que lo que ha hecho es provocar aún más a los hombres, que son detenidos a la menor denuncia y llevados a juicio rápido, con lo que lo que, lo que ha ocurrido, es que ha aumentado la agresividad masculina y por tanto el número de asesinatos de mujeres.
Continuaba diciendo. “Desde tiempos históricos, filósofos, pensadores, lideres, religiosos se han expresado acerca de la condición de inferioridad de la mujer. Aristóteles decía que la mujer era un hombre imperfecto, que la mujer es pasiva y receptiva y el hombre es activo y el que siembra. El código hindú dice que, al nacimiento de un varón, el padre debe festejarlo con cantos sagrados y fiestas religiosas mientras que en el nacimiento de una hembra, reina el más profundo silencio.
En el islam la violencia contra la mujer pasa desde los latigazos públicos, la ablación, la lapidación y la muerte por el honor de la familia. El honor se fundamenta en la mujer Según cuentan, Dios creó a la mujer de la costilla de Adán y para colmo es Eva la que provoca el bocado a la manzana. La manzana de la discordia. También la de Blanca Nieves. Menos mal que apareció Newton con su manzana. San Pablo se ocupó de poner a la mujer en “su sitio” cuando dice que el varón es la cabeza de la mujer. Definitivamente San Pablo dejó a la mujer “descerebrada”. Se le prohíbe pensar.
Entre Confucio y Buda se haría difícil darle el premio a la mejor. Confucio afirma que el papel de la mujer puede definirse con un sólo verbo: obedecer. Evidentemente que es conciso el hombre. Buda en su afán de competencia establece que la mujer es la personificación del mal. No es de extrañar que nunca haya brujos en los cuentos infantiles, ¡!siempre son brujas!!
Federico Engels fue más práctico y dijo que el asunto era un problema de la herencia del poder. Había que controlar la maternidad para saber quién era hijo de quien. Parecería que el cinturón de castidad de tiempos medievales resolvería ese problema siglos después. Más tarde llegaría el ¡!ADN!!
Con esa carga conceptual del “sitio” de la mujer, el mundo moderno hace su aparición con la ley civil. Con la llegada de la revolución norteamericana y la instauración de las leyes civiles, la religión se colocó en su sitio y el Estado en su otro sitio, lamentablemente no en toda la geografía, y empezaron las transformaciones en el ámbito privado y de lo público con el objetivo de resquebrajar todo el andamiaje conceptual de inferioridad femenina. Romper con el cinturón ideológico.
En el siglo pasado en Estados Unidos, al tiempo que las mujeres sustituyen a los hombres en el mercado de trabajo por la participación masculina durante la guerra, surge una pildorita, la píldora anticonceptiva, que habría de revolucionar el ámbito de lo privado en las relaciones sexuales hombre-mujer y que daría lugar a la liberación sexual de las mujeres. Y esa liberación sexual por la que se ha ejercido y aún se ejerce su dominación, invade gradualmente la búsqueda de transformaciones a nivel público. Ese fue el contenido de un artículo mío publicado en el diario “Pueblo” en 1968, en el que decía que ese era el primer paso para la liberación de la mujer en el mundo, en la portada los obispos españoles apoyaban unánimemente la “Humanae Vitae” y todavía no se ha conseguido que la Iglesia la pruebe, aunque, últimamente digamos que la tolera. ¡Que se prepare, porque llega la píldora que inhibe la regla, por el tiempo que se desee y que me dicen de los úteros artificiales o de las madres de alquiler, bancos de óvulos y de esperma y otras lindezas tipo Aldous Huxley!.
La violencia contra las mujeres perpetrada por parejas o exparejas, en ocasiones siguen culminando en feminicidios, tragedia que persiste de manera constante en la República Dominicana. Sin embargo, al analizar los casos registrados durante el 2022, se observa una disminución en comparación con el año 2023.Durante el periodo 1 de enero hasta el 31 de diciembre de 2023 hubo al menos 51 feminicidios, siete casos menos que en el 2022 el cual registró 58. La incidencia de los casos del año pasado se registró mayormente durante los primeros seis meses. Tres fallecidas de nacionalidad haitiana no fueron identificadas ’La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recientemente indicó que uno de los mayores retos que enfrenta la República Dominicana es reducir los casos de feminicidios, colocándolo como el segundo país en América con estos casos tras registrar 2.9 feminicidios por cada 100,000 mujeres.
Las transformaciones a nivel público con leyes y normas que penalizan la violencia doméstica, se encuentran a nivel privado con los rastros de una herencia conceptual de la condición femenina pensada y articulada por pensadores y religiones a lo largo del proceso histórico de la humanidad. Eso es cierto, pero como en las leyes funciona la política del péndulo, en España, son ahora los varones los perjudicados y eso crea una mayor agresividad entre los sexos y la puñetera Ley ha aumentado y no disminuidos los casos de violencia con la mujer.
No es por tanto, solo en la Republica dominicana donde hay el problema. El nuestro es mayor y agravado, porque estadísticamente y dado que la agresividad, según Freud es uno de los instintos de muerte, cuanta más presión, aumento del nº de casos extremos de la curva de Gauss correspondiente. Título: La Persistencia del Feminicidio en España: Un Análisis desde 2010
Desde el año 2010, Geofeminicidio ha estado documentando de manera constante la escalofriante realidad del feminicidio en España. A lo largo de estos años, hemos registrado un preocupante total anual de 1.475 mujeres asesinadas por hombres en 2023, una cifra que subraya la persistencia de esta problemática social y revela la urgencia de abordarla de manera efectiva.
La primera década del siglo XXI marcó un punto de inflexión en la conciencia social respecto a la violencia de género, y España no fue la excepción. La creciente sensibilización sobre los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia machista llevaron a la creación de iniciativas como Geofeminicidio, que se propuso registrar y visibilizar los feminicidios en el país.
Los datos recopilados desde 2010 revelan una escalofriante realidad: 1.475 mujeres asesinadas por hombres. Detrás de cada cifra, hay historias de vidas truncadas, familias destrozadas y comunidades impactadas por la violencia de género. Estos números no solo representan una estadística, sino también un llamado urgente a la acción para prevenir y erradicar este flagelo.
Patrones y Factores: El análisis de estos casos ha permitido identificar patrones y factores comunes que contribuyen a la persistencia del feminicidio. La falta de recursos para la atención a víctimas, la ineficacia en la aplicación de leyes de protección y la presencia de estereotipos de género arraigados son solo algunos de los elementos que perpetúan este fenómeno.
Desafíos y Necesidades: La lucha contra el feminicidio en España se enfrenta a diversos desafíos. Es esencial fortalecer los mecanismos de prevención, sensibilización y protección a las víctimas. Además, la necesidad de una respuesta coordinada entre instituciones gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil y la sociedad en general es crucial para abordar esta problemática de manera integral.
Hacia un Futuro Libre de Feminicidio: Para lograr un cambio significativo, es imperativo un compromiso conjunto de la sociedad en su conjunto. La educación en igualdad, el fortalecimiento de las leyes de protección y la promoción de una cultura que condene la violencia de género son pasos fundamentales hacia un futuro libre de feminicidio.
En conclusión, los datos recopilados por Geofeminicidio desde 2010 son un recordatorio sombrío de que la lucha contra la violencia de género en España debe intensificarse. La conciencia pública, la acción gubernamental y la solidaridad comunitaria son elementos esenciales para erradicar el feminicidio y construir una sociedad donde todas las mujeres vivan libres de temor y violencia.
Relacionándolo con el divorcio o separación de los matrimonios, destaca la fragilidad matrimonial en España: Entre la Realidad y la «Guerra de los Rose»
En España, la institución matrimonial enfrenta desafíos significativos, revelando una realidad que refleja la fragilidad de las uniones a lo largo del tiempo. Según estadísticas recientes, un análisis detallado revela que casi un tercio de los matrimonios en territorio español experimentan rupturas en diferentes etapas de su existencia.
En los primeros diez años de matrimonio, el 32,5% de las parejas deciden poner fin a su unión, marcando un comienzo temprano de la fragilidad en las relaciones matrimoniales. Esta tendencia continúa en la segunda década, donde el 33,9% de las parejas enfrentan la difícil decisión de divorciarse después de 10 a 19 años juntos. El 20,3% restante opta por la separación después de más de dos décadas de matrimonio, evidenciando que la estabilidad a largo plazo no es garantía de éxito.
La libertad extrema que representa el divorcio se ha convertido en un fenómeno creciente en la sociedad española, alimentada en parte por el egoísmo de los individuos casados. La incapacidad para tolerar incluso las dificultades más mínimas ha llevado a un aumento en las tasas de divorcio, una libertad que contrasta con la complejidad y las dificultades asociadas con la disolución de una empresa mercantil.
A pesar de que el matrimonio se asemeja a una empresa en muchos aspectos, con objetivos económicos, sexuales e incluso aspiraciones de amor platónico, la formalización de esta unión carece de la misma estructura rigurosa. En comparación con la complejidad legal de disolver una sociedad mercantil, el proceso de divorcio resulta ser más accesible, lo que, irónicamente, contribuye a la inestabilidad familiar y, especialmente, afecta a los hijos en caso de que existan.
Este fenómeno también resalta la necesidad de abordar la relación matrimonial como una empresa que requiere una gestión cuidadosa y una formalización más detallada. La falta de estructura y el fácil acceso al divorcio pueden llevar a situaciones que recuerdan a la «Guerra de los Rose», donde las tensiones matrimoniales pueden convertirse en conflictos destructivos.
La violencia, especialmente desde la perspectiva de la mujer, también se presenta como una preocupación válida en este escenario. La falta de estabilidad emocional y la rápida disposición hacia el divorcio pueden exacerbar las tensiones, contribuyendo a entornos propicios para la violencia doméstica.
En conclusión, la fragilidad matrimonial en España refleja la complejidad de las relaciones en la sociedad contemporánea. Abordar esta problemática implica considerar la necesidad de una formalización más rigurosa del matrimonio y fomentar la estabilidad emocional y compromiso a largo plazo, en beneficio de la salud de las familias y el bienestar de los hijos.
La solución, es sumamente compleja, pero empieza en la educación y en los valores con los que se construye una sociedad, como la nuestra va de cabeza a la familia monoparental, de un padre o madre que vive con hijos, su futuro es incierto y lo que sí es seguro que por este camino no disminuirán las violencias y los asesinatos, entre personas que deben compartir, y muy de cerca, todo lo que poseen incluido su ocio, sus cuerpos y sus almas , si es que las tienen. En mi opinión la Ley de violencia de genero ha creado mayor agresividad en los hombres, que se ven reducidos a un plano secundario, perjudicados en los juzgados tanto en lo económico como en las relaciones con los hijos. A la menor muestra de agresividad, van a la cárcel, lo que de alguna manera estimulan a los casos mas desquiciados a matar a la pareja, razón por la que no dejan de crecer las cifras absolutas y relativas.
Desde 2010, España ha experimentado un preocupante aumento en los casos de feminicidios, manifestando una problemática social que demanda una atención urgente. El feminicidio, definido como el asesinato de mujeres debido a razones de género, es un fenómeno complejo que refleja desigualdades estructurales arraigadas en la sociedad. Este artículo busca examinar cómo ha evolucionado esta lamentable realidad en España durante la última década.
El término «feminicidio» implica la violencia de género extrema que resulta en la muerte de mujeres. A menudo, estos actos están vinculados a relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, así como a factores socioeconómicos y culturales arraigados.
Estadísticas Alarmantes: Las estadísticas muestran un aumento constante en los feminicidios en España desde 2010. Organizaciones de derechos humanos y agencias gubernamentales han registrado un aumento en los informes de casos, revelando una realidad alarmante. Este incremento sugiere una crisis profunda que requiere medidas inmediatas y efectivas.
Diversos factores han contribuido a este incremento. Entre ellos se encuentran la persistencia de estereotipos de género, la falta de conciencia sobre la violencia machista, la impunidad de los agresores y deficiencias en la respuesta institucional. La crisis económica de 2008 también podría haber desempeñado un papel, exacerbando las tensiones familiares y aumentando la vulnerabilidad de las mujeres.
A pesar de la creciente conciencia sobre el problema, las respuestas institucionales han sido criticadas por su lentitud y falta de eficacia. Se destaca la necesidad de una acción más contundente, incluyendo leyes más estrictas, recursos adecuados para las víctimas y programas de prevención integral.
La sociedad civil ha respondido con movimientos feministas y protestas que buscan crear conciencia sobre la violencia de género. Estos movimientos han presionado al gobierno para implementar políticas más efectivas y han desafiado las normas culturales que perpetúan la desigualdad.
Para abordar esta crisis, se necesitan medidas a largo plazo que aborden las raíces del problema. La educación de género, la sensibilización en la sociedad y la promoción de relaciones igualitarias son esenciales. Además, se requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a la sociedad, las instituciones y la legislación.
El aumento de los feminicidios en España desde 2010 es un llamado de atención urgente. Requiere una respuesta coordinada y efectiva de la sociedad y las instituciones. Solo a través de un compromiso colectivo y acciones decididas se puede esperar revertir esta tendencia alarmante y construir una sociedad donde las mujeres vivan libres de violencia y miedo en plenitud de buenas relaciones con sus parejas.