viernes, septiembre 6, 2024
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Historias de mi vida liberal: fracaso de España en Cuba y Filipinas. El general mallorquín Weyler, el calzado en Inca, y mi bisabuelo

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

 Mi bisabuelo Antonio Rabassa Figuerola nacido en  1835 casado en Inca, de donde era su padre, con Jerónima Boeras Homs en 1858, procurador(abogado) amigo personal de Valeriano Weyler, de quienes he visto una foto juntos, en la casita de verano del Molinar de Palma, fueron por azar, responsables de la aparición de la industria del Calzado en Inca, cosa que, probablemente solo yo sé, por tradición oral de la familia, afincada en Moscari desde 1450, hasta su llegada a Palma con mi abuelo Bernardo Rabassa Boeras Coronel de Artillería e hijo nº 17 de Jerónima.

   ¿Cómo ocurrió? Valeriano Weyler y Nicolau (Palma de Mallorca, 17 de septiembre de 1838 – Madrid, 20 de octubre de 1930), marqués de Tenerife y duque de Rubí, grande de España, capitán general de Cuba durante la sublevación independentista de José Martí y Máximo Gómez. Este mallorquín, fue nombrado Capitán general de Cuba en febrero de 1896 por Cánovas, con órdenes de zanjar los intentos independentistas por la fuerza de las armas. Su mayor éxito fue la muerte en una escaramuza del líder rebelde, lugarteniente general Antonio Maceo, pero a pesar de estos los «mambises» cubanos, siguieron siendo particularmente fuertes en el centro y el oriente de la isla, donde las largas campañas de verano, con lluvias tropicales destruyeron las fuerzas españolas al son de las enfermedades y las tácticas guerrilleras. El Grito de Baire (1895) había sido uno de los episodios fundamentales de la independencia cubana. Proclamado el 24 de febrero de1895 bajo las directrices de José Martí. El Gobierno español se negó a realizar las reformas que los dirigentes cubanos venían demandando, así como a abolir la esclavitud, lo que provocó que se encendiesen de nuevo en la isla los deseos independentistas. El 19 de mayo de 1985 falleció Martí en el transcurso de un combate. Fue sustituido por Salvador Betancourt. El gobierno español envió a Cuba al general Martínez Campos, que no pudo llegar a ningún acuerdo con los insurrectos y en 1896 fue sustituido por el general Valeriano Weyler que realizó una política de guerra total, lo que produjo una serie de éxitos inmediatos para España, 

   Su primer problema, fue que las tropas españolas venían de la península, con traje de rayadillo sombrero de paja y por todo calzado, espardenyas(de esparto) y tela, que a los pocos días en la humedad de la manigua, dejaban a los soldados con los pies descalzos, soportando largas marchas, con ellos llagados, hasta que no se podían mover. Weyler en el Molinar, pidió ayuda a mi bisabuelo, para que ver si podían fabricarle una partida de botas de cuero. A Antonio Rabassa, se le ocurrió, reunir a los zapateros remendones de Inca, en una especie de cooperativa, hoy la llamaríamos U.T.E de Autónomos, que comenzaron a trabajar para el ejército de Weyler, naciendo allí la vocación de Inca por el calzado. Los descendientes de esos zapateros ampliaron los negocios, después de la Guerra civil, prosperando rápidamente por su calidad en el trabajo de la piel. Curioso ¿no? El Auge de la Industria del Calzado en Inca, Mallorca: Un Siglo de Esplendor

Inca, una pequeña ciudad en el corazón de Mallorca, es conocida hoy en día por su rica historia y su vibrante cultura. Sin embargo, durante gran parte del siglo XX, Inca se destacó por algo más: su próspera industria del calzado. Este artículo explora el auge de esta industria en el siglo pasado, destacando cómo Inca se convirtió en un epicentro de la producción de calzado de alta calidad y cómo esta industria influyó en la vida económica y social de la región.

La tradición zapatera en Inca se remonta al siglo XIX, cuando la fabricación de calzado artesanal comenzó a ganar terreno como una actividad económica clave gracias a la fabricación de botas para el ejército de Weyler. Las primeras fábricas pequeñas y talleres familiares sentaron las bases de lo que se convertiría en una industria floreciente. La disponibilidad de materiales locales y una mano de obra cualificada fueron factores cruciales en el desarrollo temprano de esta industria.

El verdadero auge de la industria del calzado en Inca comenzó a principios del siglo XX. Durante este período, la industrialización y la modernización de las técnicas de fabricación permitieron a las fábricas de Inca aumentar significativamente su producción. La Primera Guerra Mundial y la posterior demanda de productos manufacturados europeos también contribuyeron a este crecimiento.

La década de 1920 y 1930 vio el establecimiento de numerosas fábricas que producían calzado no solo para el mercado local, sino también para la exportación. Marcas como «Lottusse» y «Camper» comenzaron a surgir y ganar reconocimiento internacional. La calidad del calzado fabricado en Inca, conocido por su durabilidad y diseño, se convirtió en un sello distintivo.

La Edad de Oro. Las décadas de 1950 y 1960 se consideran la edad de oro de la industria del calzado en Inca. Durante estos años, la ciudad experimentó un crecimiento económico sin precedentes. La industria del calzado empleaba a una parte significativa de la población local, y muchas familias dependían de este sector para su sustento. Las fábricas se expandieron, se adoptaron nuevas tecnologías y se mejoraron las condiciones laborales.

El calzado producido en Inca era exportado a mercados de todo el mundo, incluyendo Europa, América y Asia. Las ferias internacionales y las exposiciones ayudaron a consolidar la reputación de Inca como un centro de excelencia en la fabricación de calzado. La innovación en diseño y materiales también permitió a las marcas locales mantenerse competitivas frente a otras regiones productoras de calzado.

A pesar del éxito, la industria del calzado en Inca comenzó a enfrentar desafíos a partir de la década de 1970. La competencia de países con costos de producción más bajos, como China y otros países asiáticos, empezó a afectar la rentabilidad de las fábricas locales. Muchas pequeñas y medianas empresas no pudieron competir y cerraron sus puertas, lo que resultó en una disminución significativa de la producción. Algunos empresarios del calzado invirtieron en el desarrollo turístico con gran éxito personal

Sin embargo, algunas marcas icónicas lograron adaptarse. Empresas como Camper se reinventaron, enfocándose en la calidad, la innovación y el diseño distintivo. Camper, en particular, se convirtió en un símbolo de la capacidad de adaptación y resistencia de la industria del calzado de Inca, logrando un reconocimiento global y manteniendo la producción local como parte fundamental de su identidad.

Hoy en día, aunque la industria del calzado en Inca no es tan dominante como en su apogeo, su legado perdura. Las marcas que sobrevivieron continúan produciendo calzado de alta calidad y han logrado mantener la tradición zapatera viva. Además, el conocimiento y las habilidades desarrolladas durante el siglo pasado han sido transmitidos a nuevas generaciones, que siguen innovando y creando en el sector del calzado.

El turismo también ha jugado un papel importante en preservar la historia de esta industria. Muchos visitantes de Inca se sienten atraídos por su rica historia zapatera y visitan museos, talleres y tiendas que celebran esta tradición.

El auge de la industria del calzado en Inca durante el siglo XX es un testimonio de la capacidad de una comunidad para prosperar y adaptarse a través de la innovación y la resiliencia. Aunque los tiempos han cambiado y la industria ha enfrentado desafíos, el espíritu zapatero de Inca sigue vivo, recordándonos la importancia de la calidad, la tradición y la capacidad de adaptación en un mundo en constante cambio.

    Weyler salió de Cuba en octubre de 1897, cuando Sagasta sustituyó al asesinado Cánovas. El general Weyler, gracias a la concentración de poblaciones en lugares determinados, las trochas y otras innovaciones, fue un gran estratega militar. Es importante saber, que sus medidas fueron manipuladas, por la prensa estadounidense (Pulitzer, Hearst ¿a qué les suenan su nombre?), lo que granjeó la impopularidad internacional a España, y facilitó el apoyo popular a la entrada norteamericana en guerra después de la explosión del crucero americano Maine en el puerto de la Habana. La historia de España en el siglo XIX y principios del siglo XX está marcada por la pérdida de sus últimas colonias en ultramar: Cuba y Filipinas. Estos eventos simbolizan la decadencia del imperio español, un proceso acelerado por conflictos internos, presiones internacionales y estrategias militares controversiales.

En el contexto cubano, el general Valeriano Weyler desempeñó un papel crucial. Nombrado Capitán General de Cuba en 1896, Weyler implementó una serie de medidas destinadas a sofocar la insurrección cubana. Su estrategia principal fue la «reconcentración», que consistía en trasladar a la población rural a zonas controladas por el ejército español para aislar a los insurgentes y cortar sus líneas de suministro. Estas tácticas, aunque efectivas desde un punto de vista militar, tuvieron consecuencias humanitarias devastadoras, provocando hambrunas y enfermedades que costaron la vida a miles de civiles.

Manipulación Mediática y la Guerra con Estados Unidos. Las medidas de Weyler fueron fuertemente criticadas y manipuladas por la prensa estadounidense, liderada por magnates como Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst. Estos periodistas utilizaron sus periódicos para alimentar una campaña de sensacionalismo, conocida como «Yellow Journalism» o «periodismo amarillo», que exageraba y distorsionaba la realidad en Cuba para provocar indignación en el público estadounidense.

Este clima de opinión pública jugó un papel crucial en el estallido de la Guerra Hispano-estadounidense en 1898. La explosión del crucero estadounidense USS Maine en el puerto de La Habana, aunque nunca se demostró que fuera obra de España, fue utilizada como casus belli, un pretexto para que Estados Unidos declarara la guerra. La campaña de propaganda había creado el ambiente perfecto para justificar la intervención militar estadounidense, presentando a España como una potencia brutal y opresiva.

La Derrota y Pérdida de Cuba. La guerra fue breve pero decisiva. Las fuerzas españolas, debilitadas por años de conflicto y falta de recursos, no pudieron resistir la avanzada estadounidense. Tras la firma del Tratado de París en diciembre de 1898, España cedió Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos, marcando el fin de su presencia colonial en el Nuevo Mundo.

Paralelamente, en Filipinas, la situación no era menos complicada. La insurrección filipina contra el dominio español había comenzado en 1896, liderada por figuras como Emilio Aguinaldo. Al igual que en Cuba, España enfrentó una guerra de guerrillas que desgastó sus recursos y moral.

La intervención estadounidense en Filipinas siguió a la derrota de España en la Batalla de la Bahía de Manila, donde la flota estadounidense bajo el mando del comodoro George Dewey destruyó la escuadra española. Con la firma del Tratado de París, Filipinas fue vendida a Estados Unidos por 20 millones de dólares, lo que desencadenó la guerra filipino-estadounidense mientras los filipinos luchaban por su independencia.

La pérdida de Cuba y Filipinas tuvo profundas repercusiones para España. La derrota marcó el fin del imperio español y provocó una crisis nacional que llevó a un periodo de introspección y reforma conocido como la Generación del 98. Intelectuales y políticos reflexionaron sobre las causas de la decadencia española, abogando por una regeneración moral y cultural del país.

En el ámbito internacional, la guerra hispano-estadounidense consolidó a Estados Unidos como una potencia emergente en el escenario mundial y estableció su influencia en el Caribe y el Pacífico. Para Cuba y Filipinas, la salida del dominio español fue solo el comienzo de nuevos retos y luchas por la independencia y la autodeterminación.

La decadencia de España en Cuba y Filipinas es un episodio complejo y multifacético de la historia mundial. Las tácticas militares de figuras como Weyler, la manipulación mediática por parte de la prensa estadounidense y la intervención de Estados Unidos son elementos que, juntos, explican la caída de las últimas colonias españolas. Este periodo nos recuerda la importancia de la verdad en la prensa, la ética en la política y las repercusiones a largo plazo de las decisiones militares y diplomáticas.

Weyler ya retirado, fue presidente del Partido Liberal en Mallorca, como yo lo fui en España, desde 1979 a 1982, no es raro que le tenga simpatía a mis 83 años, como mi bisabuelo, entonces más joven.

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