jueves, noviembre 21, 2024
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Historias de mi vida liberal: Ramón Llull. La modernidad en la Edad Media

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

 Como consecuencia de un artículo en portada de ABC en 2015, de mi buen amigo el liberal Antonio Garrigues Walker, le dirigí un mail que rezaba: Estimado Antonio: He leído con el máximo interés, tu artículo de ABC, pues la vida de mi padre Gabriel Rabassa Oliver se dedicó a su obra, al reconstruir de sus ruinas, el Estudio General Luliano en Palma de Mallorca, con una cátedra   dedicada a Ramon Llull, más tarde Universidad con cursos comunes de Filosofía y Derecho. 

     Ramon Lllull nació en Medina Mayurka (Palma también conocida por Ciotat de Mallorca), la capital del futuro Reino de Mallorca, que el rey Jaime I acababa de conquistar con mis antepasados Guillaume Rabassa y sus hermanos, uniendo políticamente en la Corona de Aragón los recientemente conquistados territorios baleares que, a su muerte dividió entre sus hijos Alfonso y Jaime. Vueltos a unir por la guerra fratricida entre hermanos. No se conoce la fecha exacta de su nacimiento, pero debió ser entre finales de 1232 y comienzos de 1233. Ramon era hijo de Ramon Amat Llull e Isabel d’Erill, miembros de una importante familia de Montpellier como lo eran los Rabassa, cuya genealogía   tengo completa hasta 1430. Asimismo, tengo una antigua talla en madera del Beato y un molde de la piedra que figuraba en el frontispicio del antiguo Estudio General con un ángel y una leyenda.     

     Ramón Llull escribió sus obras en el monasterio de Miramar, vivió en Mallorca, y fue el primero en escribir en lengua vulgar, escribió en el catalán de la época, proveniente del retotomano y del Languedociano, pare el Catalá , Valenciá, Balear. Tengo en mi biblioteca numerosas obras que hablan de él y que pongo a tu disposición. Un abrazo y gracias por recordarle. Él me contestó: Gracias Bernardo Buena información Sería bueno que tú escribieras un artículo con tus ideas y tus datos Hay que airear el tema.  Gracias de nuevo y un abrazo y luego otro en el que añadía; Sería bueno que incidieras en la polémica que menciono en el artículo sobre el tema interreligioso y también sobre el porqué no hay textos en árabe de Ramon Llull.

    Lo hago con gusto y le señalo que dos de los libros de Llull fueron escritos en árabe y luego traducidos al catalán de la época, son el Llibre de contemplació en Déu

«Libro de contemplación en Dios» Escrito inicialmente en árabe entre los años 1271 y 1274, el Llibre de contemplació nos muestra un Ramon Llull pletórico de fuerza y de optimismo a sus cuarenta años. Se trata de una obra ambiciosa, escrita en Mallorca, que ha sido calificada de «enciclopedia o retablo de la Edad Media» por su exhaustividad y colorismo. La primera distinción, que comprende tres capítulos (de los 365 que tiene el libro), y que lleva por título «D’alegre». La referencia despectiva a los juglares se dirige en realidad a los trovadores, a los cuales, sin embargo, Llull debió de sentirse próximo antes de su conversión, acaecida a los treinta años y el segundo fue el Llibre de gentil e los tres savis «Libro del gentil y de los tres sabios» Este libro fue escrito primero en árabe, entre 1274 y 1276, y traducido posteriormente al catalán. En él, tres sabios (un judío, un musulmán y un cristiano) debaten ante un gentil (no creyente), el cual deberá dar la razón a uno de ellos. La singularidad de la trama consiste en que los tres sabios regresan a sus países de origen más convencidos si cabe de su propia fe, mientras el lector termina el libro sin saber quién ha salido victorioso. El autor narra su encuentro, junto a una fuente, con una dama llamada «Filosofía de amor». Destaca la opción decidida del autor por la integración armónica entre el amor y la razón en un «Arte amativa» en la que la ciencia estaría al servicio del bien.

   Hay que decir que Ramón Llull (1233-1315), conocido en su tiempo por los apodos de Arabicus Christianus (árabe cristiano), Doctor Inspiratus (Doctor Inspirado) o Doctor Illuminatus (Doctor Iluminado), es un personaje importantísimo para la literatura catalana, ya que fue gracias a él y sus obras que se comenzó a definir para las composiciones en lengua catalana el concepto de novela tal y como lo conocemos hoy en día. Además, fue clave para el desarrollo de la lengua catalana, creando nuevas palabras mediante la derivación u otros procedimientos. Pero Llull en realidad no tuvo en ningún momento una voluntad literaria, sino que era filósofo, místico, teólogo y misionero, y en los tiempos medievales, para difundir las ideas cristianas entre la gente analfabeta, se requería un mensaje doctrinal, que estuviera adornado con todos los recursos retóricos literarios posibles. Así, sus habilidades literarias funcionaban como vehículo para mensajes de fuerte componente ideológico, con el objetivo de reconducir al lector hacia su terreno. Su lugar de nacimiento fue determinante para él, ya que Mallorca era en el momento un punto de encuentro de las tres culturas (cristiana, islámica y judía), que tanto le preocuparían en su actividad de adulto.

   A los treinta años, una serie de hechos, como la impresión que le causó un sermón sobre Francisco de Asís, o la supuesta visión de Cristo en la cruz que se repitió hasta cinco veces, produjeron en su vida este cambio radical que le llevó a dejar su familia, sus bienes, y en definitiva toda su vida para retirarse nueve años a un monasterio para estudiar ciencias, filosofía, latín, árabe… Ramón Llull se planteó así tres objetivos: convertir a los infieles al cristianismo, escribir libros para difundir este ideal y fundar escuelas para enseñar las lenguas de los infieles a los demás misioneros. 

     En 1274 escribió su Libro de Contemplación y Art Abreujada d’atrobar veritat, dos de sus obras más trascendentes y representativas. Con el dinero ganado creó el monasterio de Miramar en Deiá en Mallorca, como colegio para enseñar a los misioneros a cristianizar a los árabes. En 1288 recibió el título de doctor (magister) en la Universidad de París, pero él entonces buscaba la creación de nuevos centros de formación de misioneros y el proyecto de una gran cruzada, que, pese a que pidió numerosas veces, fue rechazado por reyes y papas. Es por esto por lo que decidió ingresar en 1295 en los franciscanos, pensando que tal vez siendo monje podría llevar a cabos sus ideas, y así, entró a formar parte de la Orden Tercera Franciscana. Durante toda su trayectoria, Llull no dejó de escribir. Concretamente, de su obra, actualmente se conservan 243 libros, que fueron escritos en catalán, latín y árabe. Además, es necesario considerar que forman parte de distintos campos, de diferentes áreas de conocimiento, dominando siempre de manera especial el uso del exemplum, es decir, de textos propagandísticos en forma de relatos, y de la alegoría, que son un tipo de texto más o menos lírico sobre Dios. Así, Ramón Llull tiene obras filosóficas (El árbol de la Ciencia, El Arte Demostrativo…), didácticas y religiosas (Libro del Orden de Caballería, Libro de Santa María…), narrativas (Blanquerna, Arte de Contemplación, Libro de las Maravillas…) y místicas (El árbol de la filosofía del amor…). Destaco: El Libro de las Maravillas, de 1288. Blanquerna. el Árbol de la Ciencia, de 1296. El Libro del Ascenso y Descenso del Entendimiento (1304). Ars Magna Generalis Ultima. Todos tratan sobre: mundo, hombre y Dios e intentan conciliar el judaísmo con el cristianismo y con la religión musulmana. Una especie de Alianza de civilizaciones (estilo Zapatero) en el siglo XIII-XIV, aunque hoy se habla de la “guerra” de las mismas.

 Ramón Llull: El Filósofo de la Conciliación de Civilizaciones en el Siglo XIII. Ramón Llull, una figura fundamental en la historia del pensamiento medieval, se destaca por su esfuerzo titánico en conciliar las tres grandes religiones monoteístas de su tiempo: el cristianismo, el judaísmo y el islam. Nacido en Mallorca en 1232, Llull dedicó su vida a un proyecto intelectual y espiritual ambicioso que trasciende la mera especulación filosófica para convertirse en un puente entre culturas y religiones en una época marcada por tensiones y conflictos.

El Contexto y la Obra de Llull. Llull vivió en un mundo de intercambios culturales, pero también de confrontaciones. El Mediterráneo medieval era un crisol donde convivían, no siempre pacíficamente, cristianos, judíos y musulmanes. Llull, consciente de esta diversidad, emprendió una obra monumental con el objetivo de construir un marco común para estas tres religiones, explorando sus puntos de convergencia y promoviendo un diálogo basado en la razón y la fe.

Entre sus obras más destacadas, se encuentran como hemos dicho el «Libro de las Maravillas» (1288), una obra narrativa que integra sus reflexiones filosóficas y religiosas en una estructura accesible al lector, y el «Blanquerna», una novela mística y didáctica que ilustra su visión ideal de una vida cristiana. Estas obras no solo son literarias, sino que están impregnadas de su propósito de crear un entendimiento mutuo entre las diferentes creencias.

Su «Árbol de la Ciencia» (1296) fue una de sus obras filosóficas más ambiciosas. En esta, Llull presenta un sistema de conocimiento que se organiza en forma de árbol, donde las ramas representan las diferentes ciencias y saberes. Este enfoque enciclopédico tiene como objetivo demostrar la interconexión de todo el conocimiento humano, desde lo natural hasta lo divino, unificando así los conceptos de mundo, hombre y Dios en un sistema coherente.

Otra de sus contribuciones fundamentales es el «Libro del Ascenso y Descenso del Entendimiento» (1304), donde Llull profundiza en la naturaleza del conocimiento y su relación con la divinidad. En esta obra, aborda el entendimiento humano como un proceso de ascenso hacia la comprensión de Dios y de descenso para aplicar esta comprensión en el mundo terrenal, un reflejo de su convicción de que la razón y la fe no son opuestas, sino complementarias.

Ars Magna: El Arte de la Conciliación. La obra cumbre de Llull, «Ars Magna Generalis Ultima», representa su intento más audaz de conciliar las tres religiones monoteístas. Este tratado es un sistema filosófico y lógico destinado a demostrar verdades universales que pudieran ser aceptadas por cristianos, judíos y musulmanes por igual. Llull desarrolló un método basado en combinaciones de conceptos y proposiciones que pretendía resolver cualquier tipo de disputa doctrinal mediante la razón. Su enfoque no buscaba la conversión por la fuerza, sino la persuasión a través del diálogo y el entendimiento mutuo.

Un Precursor de la Alianza de Civilizaciones. Si bien Llull vivió en una época de cruzadas y guerras religiosas, su obra resuena como un antecedente remoto de iniciativas modernas, como la «Alianza de Civilizaciones» promovida por el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. En lugar de una «guerra de civilizaciones», Llull abogaba por un diálogo entre ellas, basado en un profundo respeto por las diferencias y en la búsqueda de un terreno común.

Vigencia del Pensamiento de Llull. En el siglo XIII y XIV, cuando las tensiones entre religiones eran palpables, Ramón Llull se alzó como una voz disidente que veía en la conciliación de civilizaciones no solo una posibilidad, sino una necesidad. Su legado nos invita a reflexionar sobre la importancia del diálogo intercultural y la búsqueda de entendimientos comunes en un mundo que, al igual que en su tiempo, sigue enfrentando desafíos similares.

Llull no fue solo un filósofo, sino un visionario que, adelantado a su tiempo, plantó las semillas de un pensamiento que sigue siendo relevante hoy en día. Su obra, en lugar de quedar relegada al olvido, debería ser redescubierta como un ejemplo de cómo la razón y la fe pueden colaborar para construir puentes entre culturas y religiones, en lugar de muros que las separen.

 La Filosofía de Ramón Llull probablemente nos ayudara a superarlas con su simple lectura. Llull es Beato y está en trámite su canonización. Murió en 1314 al 16 por lo que nos hallamos a 710 años de su muerte. Vale la pena recordarlo, en un mundo que parece haberse vuelto loco, naturalmente, se necesita su férrea fe en Dios para conseguir cambiarlo. Mientras que solo una pequeña parte de la humanidad es capaz de ello, los demás, los laicos carecemos de esa fortuna.  

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