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Sánchez y Puigdemont nos traen menores inmigrantes

Volvemos a hablar en esta columna de la política migratoria del gobierno de Sánchez, mejor dicho, de la inexistencia de política migratoria del gobierno y de las consecuencias que esto tiene. Algo que se agrava desde el momento en que todo el mundo criminal, hampa y mafias, sabe que España es hoy por hoy la manera más fácil de llegar a la prometida Europa.

Es un tema muy manido, sin duda, pero vuelve y vuelve a la primera plana de los medios de comunicación cuando consecuencia de no tener una política seria definida, se produce un pico de llegada de inmigrantes a nuestro país (vía marítima o vía aérea), o como cuando ahora, se produce un reparto de inmigrantes por las diferentes Comunidades autónomas que forman nuestro país.

Y más cuando este reparto se realiza como quien reparte paquetes por el resto de España: más de una vez nos hemos referido en sede parlamentaria al Delegado del Gobierno como repartidor de Amazon, por la fea costumbre de depositar a seres humanos de noche en lugares como si fueran paquetes, cuando estos inmigrantes llegan vía aérea a nuestra comunidad. Dichos inmigrantes vienen siendo trasladados a los macro campamentos creados, dijeron que era una solución temporal, a tal efecto en Alcalá de Henares y Campamento.

Pero como el Sanchismo siempre te sorprende por su capacidad por hacer las cosas de la  manera más miserable e indigna posible, esta semana mediante un comunicado de Junts, ya saben el prófugo delincuente de Waterloo que sostiene y mediatiza a este Gobierno, su razón de ser del Gobierno, con mediadores internacionales incluidos se ha conocido el reparto de los menores inmigrantes que están en Canarias.

Ciertamente en un gesto de solidaridad entre regiones hermanas, Canarias debe ser ayudada pues más de 4.400 menores se hacinan en sus instalaciones. Pero enterarnos que es Puigdemont quien establece el reparto por toda España, menos por Cataluña, ya es de aurora boreal.

Y claro, unidos en su odio a Madrid, el acuerdo ha sido fácil asignando a Madrid más de 700 menores, eso sí, en la mejor tradición sanchista, obligaciones sin presupuesto que lo acompañe, basándose en una supuesta humanidad que el Gobierno de España no tiene. 

La Consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales de Madrid, una mujer valiente, humana y muy profesional, Ana Dávila Ponce de León, ya ha denunciado inmediatamente la situación que se crea en Madrid.

Lógicamente ha recordado que Madrid ya ha atendido con sus propios recursos durante 2024 a casi 2.500 menores, con una pobre aportación presupuestaria del Ministerio, pues estos menores deben estar atendidos por profesionales, en instalaciones adecuadas, con programas adecuados a ellos, dentro de un Sistema de Protección que debe ser integral desde el momento en que estamos hablando de personas menores de edad. 

De la misma manera, ha denunciado la inmoralidad de este sanchismo que nos mal gobierna, y en el caso de Madrid, nos maltrata, cuando en Conferencia Sectorial de Inmigración se habla de criterios y de establecer un sistema de negociación adecuado, y no pasan ni 24 horas y Puigdemont anuncia el reparto.

Si es que siempre es el mismo modus operandi el que tiene Sánchez. En pandemia lo llamó cogobernanza, cogobernanza de garrafón diría yo. El gobierno de España hace los anuncios bonitos, los discursos sobre la naturaleza de las cosas, y por el contrario, son las Comunidades Autónomas los que tiene que apañárselas como puedan, gestionando los muertos como en Pandemia, o recibiendo inmigrantes como en este caso. Yo hago discursos, tú te “comes el marrón”. Es todo tan irresponsable y mezquino.

Por eso, frente a la política sanchista de inmigración que consiste en: fronteras permeables, las mafias envían a los inmigrantes, España los recoge, y Sánchez los reparte, se debe de una vez por todas diseñar e implementar una política migratoria de Estado, que incluya la recepción de los inmigrantes y su tratamiento y acogida, especialmente a los menores.

Y no, la solución no es como dicen algunos devolverlos a sus países, pues en primer lugar, en la mayoría de casos se desconoce su procedencia, y en segundo lugar, hay tratados y acuerdos internacionales sobre la materia: la demagogia populista e irresponsable tampoco va a solucionar este grave problema. 

Al final, coinciden ambas políticas, la inhumana sanchista y la demagoga de Vox, de tratar a las personas como menores de edad, engañándolas y no afrontando los problemas como un país serio que somos, con individuos formados e informados.