El pago con efectivo continúa siendo el favorito de los consumidores, por lo menos en España. Pero el pago con tarjeta de crédito o de débito cuenta también con muchos adeptos.
El uso del conocido como «dinero de plástico» se ha disparado en los últimos años. Crecimiento que está muy asociado con el uso de las tarjetas en las transacciones realizadas a través de compras online.
A medida que se acerca la Navidad y grandes campañas de descuentos como el Black Friday, el uso de tarjetas se dispara en el entorno online y offline. Y resulta más importante que nunca proteger la numeración de la tarjeta para evitar fraudes.
La normativa española para la protección de los usuarios de tarjetas
La seguridad es una de las prioridades de las entidades bancarias y del marco regulatorio español que afecta a esta cuestión.
La normativa establece una serie de estándares de seguridad con unos procesos de verificación de identidad y de autenticación que garantizan que solo los titulares de las mismas podrán hacer uso de sus tarjetas de crédito o débito.
Además, en los últimos años, la legislación se ha vuelto más estricta en lo que a protección de la información personal se refiere. Quienes reciben pagos con tarjetas están sujetos a una serie de restricciones en materia de recopilación, almacenamiento y procesamiento de los datos personales. Y existe un protocolo que ha de cumplirse en caso de que se produzca una brecha de seguridad.
Con esto se pretenden evitar los fraudes, y poder dar una respuesta rápida y eficaz en caso de producirse una vulneración del sistema de protección de los datos personales.
Por otro lado, la normativa establece unos estándares muy claros en lo referente a la encriptación y seguridad de las transacciones electrónicas. Es responsabilidad de las entidades financieras implementar medidas de seguridad que sean lo suficientemente robustas para garantizar la protección de la información durante las transacciones, muy especialmente cuando estas se realizan en línea.
¿Qué significan los números de la tarjeta de crédito?
De media, cada tarjeta tiene 16 dígitos (en algunos casos pueden ser más y en otros menos). Esta concatenación de cifras se rige por la normativa ISO/IEC 7812-1:2017, que es de aplicación a nivel global.
El número sirve para hacer que cada tarjeta sea única, porque la asocia con una cuenta corriente y con un determinado titular.
El primer número que aparece en la tarjeta identifica a la entidad emisora de la misma. Normalmente será un banco, pero hay otras entidades que también pueden expedir tarjetas.
Si la tarjeta empieza por 2, 3, 4, 5 o 6, es porque ha sido expedida por una entidad bancaria. Además, si comienza con un 4, es que se trata de una Visa. Mientras que si el número comienza con un 2 o un 5 es porque es una MasterCard. El 3 queda reservado para las American Express.
Los siete primeros números de la tarjeta indican cuál es el país emisor. Al respecto no hay mucha información sobre qué sistema se utiliza para hacer esta codificación por parte de las entidades porque, como es lógico, se trata de información confidencial.
El resto de números que pueden apreciarse en la tarjeta se encargan de asociar este medio de pago con un cliente concreto.
El último dígito tiene siempre un carácter de control. Se relaciona de forma algebraica con el resto de la numeración. Por eso, cuando alguien se equivoca al introducir el número de tarjeta, el sistema de pago es capaz de detectarlo de manera inmediata. Es lo mismo que ocurre con el número del DNI.
Código de Verificación de la Tarjeta (CVV)
Uno de los números más importantes de la tarjeta se encuentra en el reverso de la misma. Se trata del CVV o Código de Verificación de la Tarjeta, que es un elemento esencial para la seguridad.
Se trata de un código de tres dígitos que está en la parte posterior de la tarjeta, dentro del área de firma. En el caso de las American Express, aparece en la parte delantera, justo encima del número de tarjeta.
A diferencia de lo que ocurre con el número de la tarjeta y su fecha de vencimiento, el CVV no está almacenado ni el en chip ni en la banda magnética de este medio de pago. Por eso, es capaz de proporcionar una capa adicional de seguridad.
En las transacciones en línea es común que se solicite al cliente este código, porque así se reduce el riesgo de operaciones fraudulentas. Es relativamente fácil que un hacker pueda acceder al número de tarjeta de crédito de una persona y a su fecha de caducidad, pero resulta más complicado tener también el CVV, y sin él no es posible hacer una compra online.
Este pequeño código tiene un papel esencial en la seguridad de las transacciones, y se encarga de proteger a los titulares de las cuentas. Precisamente por ello, se recomienda no compartir este número con nadie.
¿Cómo deshacerse de una tarjeta de crédito o débito?
Mientras la tarjeta esté en vigor, es desaconsejable tener una foto de la misma en el móvil, y mucho menos del CVV. Si un hacker accede al terminal de forma remota, podría utilizar esta información para hacer transacciones.
Lo recomendable es no deshacerse de una tarjeta hasta asegurarse de que esta ha sido inutilizada como medio de pago. Ya sea porque ha caducado, o porque se le ha pedido al banco que la dé de baja.
En cualquier caso, no es recomendable tirarla sin más a la basura. Es importarte cortarla en varios trozos, rompiendo tanto la banda magnética como el chip, e impidiendo que el número de la tarjeta y el CVV sean visibles.
A la hora de tirar los pedazos, estos se pueden desechar a través de un punto limpio (las tarjetas se elaboran con PVC, que es un material contaminante si no se gestionan bien sus residuos).
Algunas tiendas de electrodomésticos colaboran con Ecolec, una entidad sin ánimo de lucro que promueve una buena gestión de los residuos electrónicos, y facilitan el reciclaje de tarjetas que ya no sirven.